lunes, 24 de noviembre de 2014

FELICIDAD SE ESCRIBE CON FE

Celebra-PabloSalinas-cruceno-Oriente-Petrolero_LRZIMA20141124_0012_11Blooming le ganó el clásico cruceño a Oriente Petrolero de una manera dramática y puso fin a una pesadilla que le duró poco más de tres años, en un final emocionante que quedará registrado en la historia de estos encuentros.
La Academia se sacó de encima esa pesada carga de no poder ganarle a su rival de toda la vida de la manera que más se disfrutan los triunfos y más se sufren derrotas, remontando un resultando y sellando la victoria en los descuentos.
Bastaba ver la reacción de los celestes en las tribunas para darse cuenta de lo que representan estos duelos y lo que significaba para ellos estar tanto tiempo para gritarles en la cara a sus archirrivales el sabor del triunfo.
Era una herida abierta que parecía no sanar nunca, mucho más después de ese terrible primer tiempo que jugó Blooming, de los peores de mucho tiempo a esta parte, y en el que estuvo expuesto a que Oriente Petrolero definiera el partido sin dejarle la mínima posibilidad de cambiar la historia.
Mojica aplicaba una vez más la ley del ex y le echaba sal a la herida con su sapiencia y fortuna futbolera. Explotaba la media cancha y ponía en evidencia su apetencia goleadora.
Blooming era víctima de la jerarquía de Mojica, pero también de la mala actuación de Gutiérrez, Marrone y Torrico en el mediocampo, y los errores de Hurtado y Tordoya en la zaga. No hizo pie en el primer tiempo y lo pagó caro.
Pero el fútbol tiene esas cosas que a veces resultan difícil de explicar. El entretiempo los cambió a los dos equipos. A Blooming para bien y a Oriente para mal.
Blooming se llenó de fe y Oriente de inercia. Y, como para dar crédito a la sentencia religiosa, la fe movió la montaña. Joselito Vaca fue Lázaro, pero no resucitó el solo, revivió a su equipo. De su mano, Blooming hizo posible el milagro.
Joselito empujó a su equipo y arrastró a Marrone, a Almirón, a Hurtado, a Morales Salinas, a Pereyra y a Salinas, el artífice de la levantada a punta de goles.
Si Villegas prefirió especular con el resultado a favor, Mauricio Soria se las jugó con cambios que denunciaban su intención de ganar y su fe en el triunfo, con modificaciones tácticas y cambios claves, como el de Minadevino, en el momento preciso.
Minadevino fue el complemento ideal para Joselito en el tramo clave del partido y acabó siendo el héroe con una definición precisa y fría en un momento caliente.
Blooming acabó con su mala racha ganando un partido que marca por la forma en que lo consiguió. Se tuvo fe y lo logró.

EL FIN DE LA ALEGRÍA

Oriente Petrolero perdió la madre de las batallas, el partido que debía ganar, nada menos que el clásico, con todo lo que representa este duelo para los cruceños.
Cayó ante Blooming en este encuentro tan especial y llenó de signos de interrogación su recta final en el torneo, en el que lucha por quedarse con el título.
Oriente supo ganar muchas de estas batallas, pero la de ayer, las más importantes de los últimos tiempos quizás, no supo ganarla, y acabó mordiendo el polvo de la derrota.
De puntero pletórico, solitario y gran candidato pasó a ser un líder triste y preocupado que comparte tal condición, aunque con peor diferencia de gol y un partido más que Bolívar, que es quien le disputa la gloria.
Oriente fue de mayor a menor en el partido y pasó, abruptamente, de la alegría inconmensurable a la tristeza sin remedio, presa, en el segundo tiempo, de un inmovilismo que le dio vida a Blooming.
En el primer tiempo abrumó a Blooming sacando provecho del total descontrol celeste en el mediocampo y la zaga, gracias a Mojica, que con inteligencia, jerarquía y, porqué no, fortuna, marcó una diferencia de dos goles que pudo haber sido mayor.
Mojica, que entró en la historia por igualar al argentino Raúl Horacio Baldessari como máximo goleador de los clásicos (17 goles), con una salvedad que engrandece lo suyo, él es volante mientras que “La Bruja” era centro delantero, fue vital durante media hora.
Pero Oriente fue “otro” en el complemento. Se dejó estar, dejó crecer a Blooming, no reaccionó nunca y se vino abajo. Prefirió especular, cuidar la ventaja, que seguir yendo al frente. ¿Una muestra? Villegas incluyó al volante Saucedo por el atacante Estigarribia.
No aguantó el entusiasmo de Blooming y se vio superado anímica y futbolísticamente todo el segundo tiempo, hasta morder el polvo de la derrota, con el peor de los epílogos, un gol sobre el final.
Oriente perdió algo más que tres puntos en el peor momento, se llenó de dudas y pasó de la felicidad a la amargura.