Los dirigentes reglamentan, ponen límites, y está bien que así sea, para que el desacreditado fútbol boliviano adquiera un poco más de orden y seriedad.
Hace un tiempo normaron que los futbolistas no pueden pasar de un club a otro en una misma temporada, poniendo fin a un descontrolado movimiento de pases.
Ahora, sucede lo mismo con los entrenadores. La Liga estableció que los entrenadores tampoco podrán dirigir a dos equipos en un mismo campeonato.
Despedido o alejado por decisión propia, un director técnico tendrá que esperar a que acabe un campeonato para poder trabajar en otro club. Se presume que, si lo echan, le pagarán el tiempo de duración del contrato que lo ligaba al equipo que prescinde de sus servicios.
Además, los técnicos deberán acreditar que realizaron cursos de capacitación para ejercer tal profesión. ¿Cualquier “cartón” será válido para habilitar a un entrenador?
Seguramente, más adelante se ocuparán de otros actores del fútbol, por ejemplo, los árbitros. Aunque, en este caso, más que normas, requieren preparación, capacitación.
Nada raro que después se ocupen de la labor periodística, que a veces les incomoda tanto.
¿Y los dirigentes? ¿Se animarán a ponerse límites? ¿O están más allá del bien y del mal? Ellos también son parte del problema en el fútbol boliviano.
No estaría mal, por ejemplo, que establezcan un tiempo determinado de ejercicio de funciones para evitar que algunos se perpetúen en los cargos, algo que tanto año le hace al fútbol porque termina restándole transparencia. Dos gestiones serían suficientes para que después se tomen unas vacaciones y den oportunidades a otra gente.
De momento, todo queda en “consejos vendo, pero para mí no tengo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario