A Oriente le empezaron a cerrar los números. Ganó dos partidos, empató cinco, no perdió ninguno, está invicto y ascendió al tercer lugar.
En lo que está aún en déficit es en el juego. No brilla ni convence a la hora de poner en práctica la partitura impuesta por Erwin Sánchez, porque a los intérpretes les está faltando la soltura y solvencia necesarias.
En Montero fue más de lo mismo según los medios, acentuado por ausencias importantes como las de Mojica, Zabala, Hoyos y Alves, por suspensiones.
Pero en el fútbol el fin justifica los medios, al menos es una tendencia que gana cada vez más adeptos, por lo tanto, casi nadie repara en ese pequeño gran “detalle”, el de la manera en que se llega a la victoria.
Ayer, Oriente se impuso con lo justo a Real Potosí, jugando de local en la Caldera del Diablo, de Montero, porque en el Tahuichi Aguilera actuaba el famoso grupo Skorpions.
Meleán le dio el triunfo cuando empezaban a florar los nervios y la ansiedad, al conectar, de cabeza, un tiro libre, colaborado con el mal cálculo en la salida del golero paraguayo Lapczik.
Oriente avanza con lo justo. Total, hay tiempo para jugar mejor. Ah! además está invicto.
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