Pobre selección boliviana. Se encuentra hoy en uno de los peores momentos de la historia del fútbol nacional. Desprotegida y maltratada por todos quienes tienen que ver con ella a apenas tres semanas de su debut en las eliminatorias para la Copa del Mundo Rusia 2018.
Está en manos de dirigentes incapaces de generarle un ambiente propicio para trabajar de manera tranquila y cómoda, un sindicato de jugadores que le pone trabas con un paro inútil e inoportuno, de jugadores inmaduros y susceptibles, y un entrenador que cae en la confrontación innecesaria generando el peor de los ambientes.
Los dirigentes, aquellos que se hicieron del manejo del fútbol destituyendo a Carlos Chávez, no han logrado hacer nada de la manera correcta hasta el momento, desnudando una total falta de liderazgo y carencia de planes concretos incluso para la selección.
A esto se suma el riesgo que están asumiendo de enfrentar nada menos que a la Conmebol en un tribunal internacional, el TAS, porque no reconoce su elección y continúa considerando a Chávez como el máximo dirigente del fútbol nacional, con la descabellada y ridícula idea de uno de sus integrantes de abandonar dicha entidad para afiliarse a la Concacaf.
Fabol decide ir hasta las últimas consecuencias con el paro en el fútbol de la Liga por las deudas de Wilstermann, Blooming y San José, advirtiendo que a la selección no concurrirá ninguno de sus afiliados.
Al parecer, los dirigentes del sindicato no se han puesto a pensar lo que representaría para el fútbol boliviano no presentarse a jugar las eliminatorias del Mundial, tomando en cuenta que los ingresos por la venta de derechos de televisión es la tabla de salvación de los clubes. De esa plata sale el dinero para pagar a los jugadores que ellos defienden...
Ronald Raldes empezó el desbande de jugadores del seleccionando, renunciando porque lo venía pensando desde hace un tiempo, pero a la vez porque le llegaron a sus oídos ciertos comentarios de Julio César Baldivieso, que ponían en duda su continuidad como capitán e incluso una futura convocatoria.
A ese dicen que dijo se sumó Marcelo Martins, anunciando también su alejamiento del seleccionado que supuestamente ama, porque no concuerda con la controvertida personalidad del flamante director técnico del equipo boliviano. "Fueron varias declaraciones infelices desde nuestro último juego...", dijo el atacante.
También Alejandro Chumacero dejó en duda su continuidad al manifestar que ponía su lugar "a disposición" de quien dijo que era "un pecho frío" (?).
Baldivieso no midió sus declaraciones luego del papelón con goleada que soportó Bolivia ante Argentina, en su debut como entrenador, y chocó con jugadores consagrados poco acostumbrados a que les digan las cosas sin miramientos. Es un rasgo de su personalidad que muchos le critican, pero siempre fue así, como jugador primero y como entrenador después.
A algunos jugadores no les gustó que Baldivieso criticara el hecho de que cambiaran camisetas con los argentinos después de la goleada, a otros no les pareció bien que reclamará otra actitud, que dejara entrever que elegiría un nuevo capitán, y que dijera que habrían novedades en su primera convocatoria para enfrentar a Uruguay y Ecuador.
Uno podrá criticar sus maneras, pero no se puede discutir que tenía razón en muchas cosas de las que dijo luego del encuentro con Argentina, y que tiene todo el derecho de tomar las decisiones que crea necesarias, porque para eso se lo eligió.
A los jugadores habría que recordarles que no juegan para Baldivieso, que lo hacen para Bolivia, que la selección nacional debería estar por encima de cualquier disgusto y que todo se puede solucionar conversando.
La selección nacional, lamentablemente, dejó de ser el equipo de todos y se ha convertido en el que de nadie. Y, si usted prefiere, para no ser tan drásticos, en el equipo de unos cuantos.
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