El brasileño Alex Da Rosa, puntal del cuadro de la “V” azul, sacó el máximo provecho a una de las pocas ocasiones que tuvo el dueño de casa, definiendo con categoría. Colocó la pelota junto en el palo más lejano de su coterráneo Machado, desde un ángulo que cada vez se le cerraba más.
San José no tuvo un gran desempeño, es cierto, pero, a diferencia del cotejo de ida, en el que se quedó con nueve jugadores por las expulsiones de Gómez y Ribera, no perdió la calma y esperó su momento.
En cambio,
El equipo de Marco Ferrufino no quedará en la historia por el logro pero no por el juego, porque no fue una gran expresión como conjunto y se apoyó en las actuaciones sobresalientes de varios de sus jugadores importantes en momentos claves del torneo Clausura. Por ejemplo, Da Rosa aportó juego y goles, Daniel Vaca seguridad en el arco, Gómez temperamento a la hora de luchar, Mauricio Saucedo claridad y goles, Sandro Coelho experiencia en el sector que se lo requiera…y goles, Parada vitalidad en el lateral derecho, y el argentino Moyano, oportunismo.
San José, como en 1995, se consagró campeón. Fue un poco más regular que el resto y se quedó con el título. Mérito suficiente para sumar una nueva estrella. Oruro celebra, ¡Salud, campeón!
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