La defensa era el talón de Aquiles de Blooming hace no mucho tiempo. Hoy está mucho más sólida que antes, prueba de ello es que recibió apenas cuatro goles.
La solvencia adquirida tiene que ver con la consolidación como bloque defensivo, a raíz de que Jáuregui se afirmó como lateral derecho, Javier López se muestra cada vez más firme, Schiapparelli mantiene su seguridad, y Verduguez recuperó su nivel de juego.
A ello hay que agregarle la ostensible mejoría del trabajo realizado por los dos volantes centrales, Gómez y Andia. Ambos alcanzaron un buen estado físico, están mucho más seguros con la pelota, se equivocan poco en las entregas, muestran mucho más oficio y se distribuyen mejor el sector. Su destacada tarea facilita la labor a la zaga porque los rivales no llegan tan fácil a posiciones defensivas.
Y, por último, se suma la presencia del Gato Fernández en el arco. Ayer atajó como el verdadero arquero de equipo grande, que aparece en las pocas veces que lo exigen. La tapada ante Limberg Gutiérrez, a poco del descanso, con el partido empatado, fue clave y magistral. Desvió al córner el bombazo del mediocampista albiverde.
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