Finalmente, fue Marcelo Ortubé quien estuvo a cargo del partido en el que Aurora se consagró campeón del torneo Clausura. La Liga del Fútbol Profesional Boliviano lo eligió por "capacidad", experiencia y condición de árbitro FIFA.
Ortubé llegó al partido decisivo presionado por las protestas de la gente de Aurora en su contra, quienes consideraban que los había perjudicado en sus dos últimos partidos, ante Real Potosí y el propio Blooming.
Entonces, ¿estaba Ortubé en condiciones sicológicas y anímicas para dirigir este encuentro, teniendo en cuenta que a cualquier mortal le rondarían en la cabeza las críticas en su contra e inconscientemente podrían generarle un sentimiento de culpa que afectaría en su posterior tarea?
Hoy por hoy, Ortubé está más cerca del error que del acierto, y en Sucre demostró que es permeable a las críticas con una clara tendencia a favorecer a sus críticos en los momentos de duda, para darle un poco de paz a su conciencia.
Seguramente que Aurora no le ganó a Blooming por el favor de Ortubé, sin embargo este último no estuvo a la altura de la cita, dejando ver a las claras que le llegó la hora del retiro. Sin temple no se puede dirigir, de lo contario, la presiones afectan y se corre el riesgo de sentirse en deuda, y, lo que es peor, querer saldarla.
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