También está en juego
El pasado lo condena a Mauricio Soria. Hace poco más de un año fue despedido de Wilstermann por agredir a un hincha que había expresado su desagrado con la actuación del cuadro aviador, durante un amistoso en el estadio Félix Capriles.
Tiempo después, en Santa Cruz, hizo trizas la grabadora de un reportero radial porque no le gustó la pregunta que le había realizado tras la derrota de Real Potosí.
Alguien tendrá que tomar cartas en el asunto ante las reacciones salvajes de Mauricio Soria, convertido en un individuo de cuidado, ciclotímico, que pierde el juicio con facilidad, capaz de cualquier cosa sin importarle a quien lastime ni si hay miles de personas observándolo.
Otro hecho reprochable sucedido en ese mismo partido, es que personeros de migración hayan tratado de detener a jugadores extranjeros de Guabirá con el pretexto que no tenían los documentos en regla. Una vergüenza. Toda una patraña para sacar ventaja y tratar de ganar a toda costa.
Con este tipo de gente, que es capaz de cualquier cosa con tal de beneficiarse, el fútbol boliviano seguirá donde está, sumido en la mediocridad.
¿Habrá alguien que trabaje por la salud del fútbol nacional sin pensar en los votos y componendas posteriores a la hora de repartir cargos y ganar elecciones?
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