miércoles, 19 de marzo de 2008

AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS

El título de aquella vieja película del talentoso director español Pedro Almodóvar es casi un lugar común en el periodismo deportivo. Perdón por utilizarlo nuevamente, pero ocurre que esta vez calza perfecto a lo sucedido en el empate entre Oriente Petrolero y Real Potosí en el estadio Tahuichi Aguilera por la cuarta fecha del torneo Apertura.

La impotencia de los albiverdes por no poder sumar su cuarta victoria al hilo y aumentar su ventaja como líderes del certamen, generó un ambiente insoportable dentro y fuera de la cancha, que terminó por poner en riesgo la continuidad del partido, con el árbitro Oscar Maldonado como blanco de todos.

Los jugadores fueron presa del nerviosismo conforme pasaron los minutos, perdieron la línea futbolística mostrada en la gran victoria ante Wilstermann en la anterior fecha, que los hizo acreedores a merecidos elogios, se la agarraron con el árbitro, contagiaron al público y a los dirigentes su insatisfacción e impaciencia, provocando un ambiente que pudio derivar en hechos lamentables.

El árbitro Maldonado no dirigió bien, es cierto, en determinado momento de la segunda etapa se mostró dubitativo a raíz de los incidentes que se sucedían dentro y fuera de la cancha, perdió autoridad y se le escapó el control del partido. Sin embargo, no perjudicó a Oriente, como sostienen algunos dirigentes refineros. Si se revisan con serenidad las imágenes del cotejo, los principales yerros beneficiaron a Oriente.

Oriente, al igual que Maldonado, no tuvo una buena tarde-noche. Desaprovechó varias situaciones de gol (incluso un penal), se descontroló y acabó cediendo un par de unidades. La ansiedad puede ser el peor enemigo del cuadro albiverde jugando de local, si utiliza como argumento de que en casa hay que ganar como sea. Hay que vencer jugando de la mejor manera posible y esto seguramente se podrá lograr en mayor medida si se conserva la calma y se utiliza la inteligencia y el talento.

No olvidar que nadie saca lo mejor de sí cuando se ofusca.

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