Los albiverdes empezaron perdiendo por el golazo de tiro libre de Jimmy Vaca, pero lograron dar vuelta el marcador en el primer tiempo (Limberg Gutiérrez y Peña) y consolidaron el triunfo en la segunda etapa (Campos). Esta vez no perdieron la calma, ni se dejaron llevar por la ansiedad de ganar y resolvieron el partido sacando ventaja de los yerros defensivos de un liviano equipo azucarero.
Guabirá sorprendió de entrada por su orden y tranquilidad, sin embargo se equivocó al pensar demasiado en la estrecha ventaja que había logrado, se preocupó más en el arco propio que en el rival, cedió terreno e iniciativa a Oriente, y terminó desinflándose futbolística y anímicamente con la remontada refinera.
Curiosamente, Oriente justificó su triunfo cuando quedó con uno menos por la injusta expulsión de Limberg Gutiérrez (no agredió a Godoy, como interpretó el árbitro. En realidad, fue falta del zaguero argentino al volante). Tuvo un par de sofocones al arrancar el segundo tiempo pero luego se plantó bien en la cancha, manejó el juego y superó a Guabirá de la mano de Jhasmany Campos.
La superioridad de Oriente radicó en la actitud ganadora y en el equilibrio que muestra en sus líneas. Guabirá, en cambio, tiene serias falencias en todas las zonas. Su zaga central es lenta e insegura, Raúl Justiniano está prácticamente solo en el medio porque al brasileño Dimas (es delantero, no volante) y al colombiano Agudelo les falta compromiso, y Sejas no es un volante que ayude en la recuperación de la pelota. Arriba, Martín Menacho no aporta jugando por el centro del ataque, y mucho menos si se empecina en reclamarles todo al árbitro y a los jueces de línea.
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