Eduardo Villegas no es un técnico más en la historia de Wilstermann. Se ganó un lugar especial en la galería de los hombres importantes en la historia del club rojo por todo lo que logró en poco tiempo.
El hoy entrenador y ex destacado mediocampista de Petroleros y The Strongest, hizo revivir como al Ave Fénix al cuadro aviador. Lo sacó de sus cenizas y lo llevó al cénit de la gloria. Cuando asumió el año pasado, el equipo cochabambino estaba peleando al decenso, lo salvó y anoche lo convirtió en campeón.
Se comportó como un experimentado piloto de tormentas cuando los problemas arreciaron al club valluno a raíz de los problemas económicas que lo aquejan, y que derivaron en la renuncia de su presidente (Pereira) por las diferencias irreconciliables con algunos jugadores. Mantuvo la calma, habló poco, respaldó a los jugadores sin dejar de pensar en la institución, hasta capear el temporal.
En Wilstermann mostró su "mano", como lo había hecho en Universitario hace un par de temporadas. Rearmó el plantel con la misión de convertirlo en un equipo competitivo que dispute el campeonato, como lo manda su historia, y lo logró.
Armó una columna vertebral importante con Daniel Vaca en el arco, el argentino Sanjurjo como cerebro conductor y el uruguayo Raimondi como goleador. El resto acompañó con mucho empeño y solidaridad. En este grupo de "anónimos", destacaron por momentos Maxi Andrada, Machado, Veizaga y Amilcar Sánchez.
Villegas es, sin duda, el artífice de este éxito. Con poco hizo mucho, demostrando su pasta.
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