¡Maestros! Víctor Agustín Ugarte y Erwin "Chichi" Romero no enseñaron con libros en un aula de escuela, sino con una pelota en sus pies en estadios repletos de gente.
Ahí, en las canchas, se ganaron el apelativo de "maestro", que no era otra cosa que una muestra de admiración y reconocimiento a su destreza.
Ahí, en las canchas, se ganaron el apelativo de "maestro", que no era otra cosa que una muestra de admiración y reconocimiento a su destreza.
Son referentes de épocas distintas en el fútbol boliviano, oriundos de diferentes regiones, el altiplano y el oriente, pero recordados con cariño en todo el país, en especial por quienes los vieron en acción.
Tenían varias cosas en común. Ambos fueron ídolos en Bolívar, militaron en equipos argentinos, Ugarte en San Lorenzo y Romero en Quilmes; actuaron en cuadros colombianos, Romero en el Atlético Bucaramanga y Ugarte en el Once Caldas. Además, fueron baluartes de la Selección nacional.
Ugarte, nacido en Tupiza, destacó desde fines de los 40 hasta mediados de los 60. Cuentan quienes disfrutaron de su juego, que los hinchas de su equipo lo llevaban en andas desde el viejo estadio Hernando Siles hasta la plaza Murillo, por sus exhibiciones de fútbol.
Romero, oriundo de Camiri, brilló desde mediados de los 70 a mediados de los 90. Muy querido por los seguidores de su equipo; respetado y admirado por los hinchas de todos los clubes gracias a su gran calidad.
Hoy, en el Día del Maestro, un homenaje para ambos, que dejaron su impronta en el fútbol boliviano.
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