jueves, 4 de agosto de 2011

TAPÓ ALGUNAS BOCAS...

¡Cada cosa que se escuchó sobre Alejandro Delorte antes y durante el partido! Que tiene 34 años, que jugaba al básquet, que recién se dedicó al fútbol a los 21, que hace seis meses que no juega, que casi nunca fue titular, que hizo muy pocos goles, y, por éltimo, que está ¡gordo!...
La impaciencia, el hinchismo desmedido, la facilidad para la destrucción verbal y la (mala) costumbre de tener siempre algo que decir aunque no sea oportuno ni necesario, de algunos radialistas (reporteros, relatores y comentaristas) los hizo hablar de más al comienzo y callarse después.
Los hinchas, en cambio, de acuerdo a lo que pudimos escuchar en la tribuna, sólo tenían la expectativa natural de ver en acción a un jugador de una estatura fuera de lo común en nuestro fútbol, que traía en sus antecedentes actuaciones en Olimpo, Gimnasia y Esgrima de La Plata, Argbntinos Juniors, Brescia de Italia, Deportivo Táchira, Peñarol...
Delorte, desgarbado, con su andar nada elegante, sus varios centímetros de estatura demás en relación al resto, y su particular técnica, se encargó, sin querer, de tapar esas bocas que, injustamente, lo desacreditaban de antemano, sin darle la chance de que por lo menos se acomode en la cancha.
Después de un cuarto de hora de deambular en el ataque porque sus compañeros no lo ubicaban, aprovechó que nadie saltó en el área de Blooming y peinó la pelota para el primer empate. Minutos más tarde, ganó la pelota en una salida rápida de Suárez, habilitó a Arce para la igualdad definitiva. Posteriormente, le anularon otro gol por supuesta falta a un zaguero celeste.
Delorte es lo que se vio anoche. Un jugador difícil de marcar por su estatura, con cierta técnica, aporte con algunos goles y disponibilidad para asociarse al juego. No es un crack, pero tampoco es un mal jugador. Hay que saber aprovecharlo. Ayer cumplió, qué duda cabe.
¿El resto de los debutantes? Brau, el otro argentino, jugó mejor el segundo tiempo, aunque no se lo vio muy seguro en la marca. El chapaco Marvin Bejarano descuidó bastante su sector por proyectarse continuamente, sin sorpresa.
El paraguayo Francisco Argüello volvió a jugar después de tiempo, con el mismo ímpetu de siempre, aunque con una sobre actuación para mostrarse como un guerrero que quiere la camiseta. Está un tanto confundido por el apoyo que le da la hinchada de su equipo. Reclama todo, discute todo y corre como loco, por demás.
Mojica jugó muy poco. El resto alternó buenas y malas, aunque sobresalió el arquero Hugo Suárez.
En líneas generales, a Oriente lo vi un poco más ordenado que a Blooming, por momentos. Me dejó mejor impresión como equipo.

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