A Blooming le está costando florecer y corre el riesgo de marchitarse.
Se le presenta un panorama complicado porque está lleno de deudas, no cuenta con recursos para hacerles frente y está obligado a reforzarse porque tendrá bajas en el torneo Clausura.
La ausencia más sensible es la del mediocampista José Luis Chávez, quien jugará en el Atlas de México. Chávez fue cada vez más influyente en Blooming y se convirtió en el referente más importante, después del argentino Hernán Boyero.
También está a punto de marcharse el colombiano Diego Valdés, aunque su situación es distinta. Valdés es un jugador sobrevalorado por su potente remate pero que en realidad le aportó poco a la academia cruceña con su andar lento y escasa dinámica en un puesto clave.
Además, la academia liberó un cupo de extranjero con el alejamiento del atacante argentino Lisandro Sacripanti, quien no fue el mismo de hace siete años y decepcionó.
Blooming está obligado a reemplazar a estos jugadores para mantener un plantel competitivo. La ventaja es que incluso puede darle un mayor potencial si logra jugadores que le aporten más de lo poco que le dieron Valdés y Sacripanti.
La situación económica pone en figurillas al directorio celeste porque le quedan dos alternativas, reforzarse para pelear arriba o debilitarse para penar abajo.
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