jueves, 23 de octubre de 2008
EL EQUIPO DEL PUEBLO
Aurora le hizo honor a su apodo ayer, al llenar el estadio Félix Capriles. El "equipo del pueblo" le arrebató el protagonismo a Wilstermann y mostró su poder de convocatoria en una de las jornadas más importantes de su historia . Treinta y cinco mil personas lo alentaron y disfrutaron del triunfo ante Real Potosí, que le dio el pase a la final del torneo Clausura.
El popular cuadro cochabambino, fundado el 27 de mayo de 1935, con camiseta color celeste y pantalón corto blanco, se impuso con goles de los argentinos Leonforte y Bongianni, y consiguió lo que parecía un exceso de entusiasmo de su entrenador Julio César Baldivieso, cuando, al hacerse cargo como jugador-técnico, manifestaba que su equipo estaba para pelear el título.
Baldivieso respondió a la confianza de los dirigentes, que arriesgaron mucho designando a alguien sin ninguna experiencia como director técnico, y logró algo inédito en nuestro fútbol: dejar atrás el fantasma del descenso y estar a un paso de ser campeón en una misma temporada.
Aurora es un equipo simple, entusiasta, rebosante de optimismo, que se hizo fuerte de local y complicado de visitante (a punta de ganas), que tiene en el golero Dulcich a su gran figura, apuntalado por la experiencia de Leonforte y Viviani, la entrega de Zenteno y Sánchez, la habilidad de Bongioanni y la vitalidad de Fernández y Castellón en ataque.
Lo mejor de Aurora en sus setenta y tres años de vida, fue un segundo lugar en los nacionales de 1961 y 1964. El equipo celeste participó una sola vez en la Copa Libertadores de América, fue en el 64, por decisión arbitraria de la Federación Boliviana de Fútbol. En 1963 no hubo certamen nacional por la realización de CampeonatoSudamericano en el país, y la FBF invitó a Aurora para que represente a Bolivia en el importante torneo de clubes, en el que se midió con Nacional de Uruguay y Cerro Porteño de Paraguay.
Aurora está ante la gran oportunidad de su historia. Puede ser campeón y lograr que, por fin, Cochabamba cambie los trapos rojos (de Wilstermann) por los celestes.
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