Es el segundo golpe duro que sufre la selección tras el fracaso en la Copa América. Sin éxitos, con muchos empates (9) y varias derrotas (6), que la ubican lejos del resto, y, lo que es peor, de la Copa del Mundo.
La mejoría ante Argentina, que tuvo como premio un histórico empate, se ratificó ante Venezuela, sin embargo no fue suficiente para sumar por lo menos un nuevo punto, que hubiese permitido acabar de mejor manera esta primera etapa de las Eliminatorias, y de paso, salvar por lo menos en parte este fatídico semestre.
Venezuela, sin ser considerado aún un equipo de peso, hizo lo que hacen esos cuadros que son superiores por jerarquía individual y por mayor solvencia colectiva, ganar sin jugar bien. Le alcanzó con poco para quedarse con los tres puntos en un encuentro de trámite parejo.
Bolivia realizó un buen partido, se prodigó, atacó un poco más que de costumbre, arriesgó, contó con situaciones de gol, pero no consiguió reflejarlo en el arco contrario, se quedó en cero y acabó soportando una nueva derrota.
A la Selección boliviana le ocurrió lo de costumbre. Facilitó el triunfo del rival cometiendo un error en defensa. El zaguero Vizcarrondo apareció solo para conectar con potencia un tiro de esquina. Le cabeceó en las narices a Arias, que llegó tarde a despejar con los puños, y ningún defensor lo marcó, pese a que tiene fama de buen cabeceador.
Después, Bolivia bregó, batalló, arriesgó con variantes de tinte ofensivo en la recta final del partido, pudo empatar y hasta lo mereció, sin embargo no lo consiguió porque casi siempre le falta el centavo para el peso.
Fin de semestre con malas notas. A esperar otros seis meses para volver a competir, con la carga que representa ser el último de la tabla de posiciones.
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