MENOS ERRORES Y MÁS ACIERTOS

Bolivia hizo bien los deberes, cometió menos errores que en los anteriores partidos, tuvo rendimientos individuales que ayudaron a una mejoría rendimiento colectivo, y logró un empate que le sirve para no claudicar antes de tiempo.

La selección boliviana fue aplicada en su planteamiento, muy parecido al que había utilizado ante argentina en la Copa América, se apoyó en la convicción de los jugadores, que interpretaron bien la idea de Gustavo Quinteros, de agruparse cerca al área grande y presionar a los volantes argentinos, y acabó con réditos.

Fue solvente la tarea de Carlos Arias en el arco. Siempre bien ubicado, seguro en los remates directos y atento para salir a achicar.

La zaga disimuló muy bien la ausencia de Ronald Raldes. Vargas cumplió pese a sus problemas con el juego aéreo. Méndez no se desordenó y se complemento bien con sus compañeros. Rivero no estuvo muy sólido. Gutiérrez tuvo mucho trabajo por su sector pero respondió con aplomo.
Para la defensa nacional fue un alivio el pobre juego aéreo de Argentina. Por eso no sufrió como contra Uruguay.

En el medio, Robles y Flores se prodigaron en la marca, tratando de cortar los circuitos a Messi, Pastore y compañía. Pese a equivocarse mucho en las entregas, cumplieron. Cardozo fue salida permanente, un desahogo. Jugó un buen partido. Escobar corrió mucho, pero no aportó ofensivamente, lo mismo que Edivaldo. Segovia tuvo una interesante actuación. Hábil, atrevido, escurridizo. Chávez jugó poco pero tuvo el triunfo en sus pies y se apresuró en el remate.

Martins fue de lo mejor en el equipo boliviano, por el esfuerzo, la constancia y el gol. Una especie de revancha personal ante tantas críticas por su escaso aporte goleador. A Andaveris ingresó para culminar la labor desgastante de Martins, aunque le costó meterse en el ritmo del encuentro.

Bolivia mejoró un poco y obtuvo bastante. Un empate ante Argentina no es poca cosa.