San José y Aurora, de cómplices a enemigos. Un hecho antirreglamentario los unió en determinado momento y hoy los distancia.
El hecho en cuestión es la impugnación por la inclusión de cinco extranjeros, cuando el reglamento sólo permite cuatro, y exige siete bolivianos de origen en cancha.
Aurora cometió el error reglamentario el 30 de octubre, por la octava fecha, cuando cayó por 1-2 ante San José, e hizo jugar al mismo tiempo a los argentinos Pablo Lanz y Fernando Sanjurjo, los colombianos Diomedes Peña y Jair Reinoso, y el paraguayo Aquilino Villalba.
El Santo, que había sumado los tres puntos en juego, no impugnó, y a pedido de los vallunos optó por una acción irregular, dejó de lado lo que manda la norma, “perdonó” el error sin tener en cuenta que perjudicaba a otros equipos que pugnaban por la clasificación.
De haber perdido tres puntos del total acumulado en aquel momento, Aurora habría complicado su situación porque se hubiese ubicado a cinco puntos de Oriente que era el líder de la serie B, habría bajado de 15 a 12 puntos, a solo uno de The Strongest y Nacional Potosí, que sumaban 11 unidades.
Esta vez, el error lo cometió San José: incluyó a la vez los argentinos Andrada, Albarracín y Maraude, al brasileño Vieira y al uruguayo Pintos. Y el Santo pagará muy cara su equivocación porque Aurora no piensa perdonarlo.
Los cochabambinos, hoy más defensores de la norma que nunca, impugnaron el triunfo de los orureños porque necesitan los tres puntos para contar con mayores posibilidades de llegar a las semifinales del torneo.
Los dirigentes del equipo orureño les protestan a sus pares cochabambinos la falta de reciprocidad y los acusan de no tener “ética” por no devolverles el favor. ¿Los cochabambinos? Si te he visto, no me acuerdo…
Aunque Julio César Baldivieso, quien fue el que metió la pata cuando dirigía a Aurora, defiende la posición de San José porque fue uno de los que suplicó por el “perdón”. Muy a su estilo, critica la falta de “caballerosidad”, de los dirigentes vallunos, y sostiene: Aurora debía actuar con reciprocidad, porque San José se portó bien con nosotros.
Con dirigentes y entrenadores así, que actúan de acuerdo a su conveniencia, sin importarle los reglamentos, ni la ética, nuestro fútbol no tiene mucho futuro.
Un merecido castigo para San José por no haber actuado con seriedad y por haberse prestado al juego de gente que le hace daño al fútbol con maniobras y componendas, aplicando, cuando les conviene, el famoso “hoy por mí, mañana por ti”.
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