El fútbol boliviano cambió mucho en los últimos cinco años. Tuvo una especie de transformación democrática en relación a otros tiempos. Hoy, la élite dominante de otras épocas ya no la tiene tan fácil para conservar el poder futbolístico.
No existe el dominio absoluto de los equipos grandes. Bolívar, The Strongest, Blooming y Oriente Petrolero, que antes disputaban entre sí los títulos, tienen otros oponentes que les pelean mano a mano la supremacía.
Por eso a los grandes les cuesta cada vez más revalidar éxitos e imponer esa grandeza que le otorgan, en los papeles, su historia, sus pergaminos y su popularidad.
Esto tiene que ver, seguramente, con la consolidación de una especie de “clase media” y las crisis que sufren, de manera constante, los poderosos. El fortalecimiento de los débiles y el debilitamiento de los fuertes derivó en la paridad futbolística actual.
En consecuencia, el escenario futbolístico boliviano cuenta en la actualidad con otros actores que hacen fuerza a los poderosos de otrora, prueba de ello es que en el anterior campeonato Bolívar disputó hasta la última fecha el título con Real Potosí y The Strongest enfrentó en la final a Universitario.
Si revisamos la lista de campeones en el último lustro, nos encontraremos con que Real Potosí, San José, Aurora y Universitario. Los que antes eran una especie de relleno, ahora son protagonistas por mérito propio y licencias ajenas.
Otro ejemplo de esa igualdad de “oportunidades”, es el caso de Wilstermann, integrante de la élite futbolística nacional, que purga los pecados de pésimas gestiones de sus directivos en una categoría inferior, al haber descendido la temporada pasada.
Ese acercamiento entre unos y otros genera mayores posibilidades a todos. Por eso, en determinado momento, seis de los doce equipos de la Liga pugnan por el título. No es algo común o normal, al contrario.
Los grandes siguen siendo grandes, pero no tan fuertes, y los chicos crecieron un poco, lo suficiente para acortar distancias, y, con muy poco, ponerse a la par para disputarles títulos.
Sin embargo, esa igualdad o paridad no aporta al mejoramiento futbolístico porque no está emparentada con un crecimiento, sino con un estancamiento o retroceso. Por eso cuesta elegir cuál es el mejor equipo en cada torneo.
Como van las cosas, la línea que separa a un grupo del otro, será cada vez más delgada, y ´los títulos estarán al alcance de cualquiera.
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