lunes, 30 de abril de 2012

DUELO DE TITANES

jugISBlooming y Oriente estuvieron a la altura de lo que es y debería ser siempre un clásico: un partido intenso, con protagonistas generosos en la entrega, con equipos que se respetan pero que no se temen, con ambición ganadora y propuestas concretas.
Ambos brindaron todo lo que son capaces de brindar en un partido de fútbol, aciertos e incluso errores, y terminaron el partido con un sabor a poco porque querían ganar, pero, seguramente, dejaron el campo con la satisfacción de haberse brindado íntegros.
Oriente arrancó con todo, con ambición y puntería. El furibundo derechazo de Aguirre y el contragolpe fulminante iniciado por Peña y terminado por Mojica le dejaba el partido en sus manos con apenas un cuarto de hora disputado de los noventa minutos.
Pero fútbol es fútbol y clásico es clásico. Oriente perdonó un par de ocasiones (Galarza tuvo mucho que ver con su buena ubicación) cuando Blooming no se había repuesto del par de golpes tempraneros, y después terminó sufriendo de impotencia a causa de su suficiencia.
Boyero sacó a Blooming de su agonía con un potente cabezazo en un momento clave. El goleador argentino le dio vida y el aliento necesario para empezar a pelear el encuentro que se le había puesto cuesta arriba muy rápido.
Blooming cometió muchos errores que Oriente no supo aprovechar. El mediocampo celeste fue un “flan” en la primera etapa por la floja tarea del chapaco Melgar, la irregularidad del colombiano Valdés y la intrascendencia de Sánchez. La defensa tampoco se quedó atrás, por la inseguridad de Rivero y Barboza.
Oriente no sacó ventaja porque los encuentros entre Mojica y Raymonda se fueron diluyendo; Vargas no gravitó, Aguirre y Peña, lo mejor de Oriente, se convirtieron en solistas que trataban de resolver las cosas por su cuenta, ante una defensa numerosa que se organizó mejor en el complemento, liderada por el uruguayo Díaz, que junto a Galarza, fueron lo más destacado en Blooming.
El clásico pudo tener un ganador si Aguirre y Peña hubiesen definido mejor las dos chances que tuvo Oriente en el segundo tiempo, y también si la pelota que cabeceó Boyero se metía en el arco en lugar de rebotar en la base del poste.
El empate no le cayó bien a Oriente porque dejó escapar la diferencia de dos goles. Al final, producto de la impotencia, se la agarraron con el árbitro por no haber dado más minutos de adición.
Blooming, en cambio, tomó con calma el resultado, pese a que lo hizo perder el liderazgo. Quizá porque saben que no es fácil evitar la derrota tras estar dos goles abajo.
El clásico tuvo como protagonistas a dos equipos que quisieron ganar y no pudieron, pero que dejaron todo lo que tienen a su alcance en busca de su objetivo. El público agradecido.

* Foto del diario El Día.

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