El equipo yacuibeño hizo historia al ganar, sin discusión, la final del Nacional B a Destroyers, en partido extra que se disputó en el Félix Capriles de Cochabamba.
Petrolero asimiló bien la dura caída en Yacuiba ante el propio Destroyers que frustró momentáneamente el ascenso, y se tomó la revancha en un escenario que sabe de muchas definiciones.
Rompió el molde y cambió el mapa futbolístico, porque es la primera vez que un equipo de un pueblo, lejano y fronterizo, convertido en ciudad con el tiempo, logra ascender al fútbol profesional disputando su chance en cancha. Distinto a los casos de Bata de Quillacollo y Guabirá de Montero, casi extensiones de las capitales de departamento.
Petrolero hizo realidad el sueño de toda una región prodiga en recursos naturales, de una provincia rica en gas y petróleo, de una ciudad con vida propia, de un pueblo que supo darle al país grandes futbolistas.
Para alegría de esos changos de antes y de ahora que jugaban a la pelota en las calles y baldíos, y como un homenaje a aquellos grandes futbolistas de una región que fue un semillero del fútbol boliviano.
La lista es enorme y conocida, pero falta memoria para nombrarlos a todos: Fortunato Castillo, Petri, Pelusa y Petiso Reynoso, los Aré, Adolfo Flores, Adolfo Rocabado, la Vieja Villegas, Ruso Catalán, Félix Chávez, Ovidio Messa, Tamayá Jiménez, Jorge Lladó, Juan Peña, Carlos Aragonés, Erwin Espinoza, Uber Acosta, Carlos Salas, Mauro Blanco, Ronald Gutiérrez, y muchos más.
Petrolero logra con este histórico éxito que no nos olvidemos que el sur sigue existiendo, que no murió futbolísticamente, que está vivo.
* Foto diario la Razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario