Recorrió en silencio los más de 1.500 kilómetros, después de haber viajado en vano a Potosí la semana pasada, y se presentó con la humildad de un equipo consciente de sus limitaciones, pero con el coraje de los que quieren salir adelante.
En una cancha en muy mal estado que no permite jugar bien al fútbol, tal como lo muestran las imágenes de televisión, Petrolero trató de protegerse sin ser defensivo y jugó sus armas en ataque, utilizando el contragolpe.
Tuvo un arquero (Viera) que respondió, una defensa que se defendió como pudo sin llegar a ser sólida, un mediocampo que supo explotar los espacios defensivos con pelotazos y un ataque punzante.
Así, de contraataque llegó el gol del argentino Palavicini. Pelotazo largo, mala salida del golero Quiñones y la definición del atacante con tranquilidad, sin dudar.
Petrolero sacó del letargo a la Liga con su ascenso, la ayudó en su propósito integrador. Y ayer desafió a la lógica y echó por tierra los favoritismos, ganándole a Bolívar.
¡Bienvenido Petrolero!
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