Qué hijo de… su madre. Cómo va a cobrar penal, si Gutiérrez
hizo todo para ocultar el brazo y la pelota le fue ahí, justamente. Bolivia
había hecho lo suficiente, desde el punto de vista defensivo, para no perder
con Chile, pero el árbitro le arruinó el final.
Esta vez le doy toda la razón al discutido julio César
Baldivieso, porque el norteamericano Jair Marrufo, a instancias de uno de sus jueces
de línea, se equivocó y perjudicó a Bolivia, que no merecía la derrota ante
Chile, así haya cruzado la media cancha Apenas unas cuantas veces y haya tenido
la pelota en su poder muy poco tiempo.
Justo que Zenteno y Eguino se equivocaron poco y acertaron
mucho en la defensa, y, bien secundados por Luis Gutiérrez, defendieron como
leones ante las arremetidas desordenas, casi siempre en base a centros, de los
atacantes chilenos.
Bolivia había sido casi un canto a la solidaridad defensiva,
con un Carlos Lampe que atajó un par de pelotas de manera increíble, se le
ocurre a Marrufo hacerle caso al juez de línea y sancionar el penal a última
hora, tirando por la borda tanto sacrificio.
El equipo boliviano no cambió mucho en su concepto de juego.
Mostró los problemas de siempre, se aplaza a la hora de manejar la pelota y
generar juego. No sabe con la pelota y no logra dar tres pases seguidos, la
pierde rápido porque no triangula y apuesta a las arremetidas individuales o al
pelotazo dividido para delanteros que no tienen el porte como para disputar y
aguantar una pelota sin dueño.
A raíz de esa tendencia al control exagerado de la pelota y
en lugares inadecuados, le costó el primer gol chileno. Arce quiso salir
gambeteando cerca al área nacional, le robaron la pelota y Vidal puso en ventaja
a Chile a segundos de iniciado el complemento. Lo mismo le sucedió frente a
Panamá porque Azogue no se deshizo de la pelota a tiempo.
Pero Jhasmani Campos, que había ingresado por Castro, dejó
todo igual con su golazo de tiro libre. A partir de ahí, Bolivia fue una
trinchera defensiva que solo sucumbió ante el error del árbitro.
Una pena, tanto que le cuesta no perder. ¡Árbitro… injusto!