
Fue, a lo largo de su historia, un club de ciclos, de buenos y malos momentos, que marcaron una vida contradictoria; de determinaciones imaginativas y transgresoras, como la búsqueda de una alianza estratégicas para ser solvente, de ahí lo de “Transportista” entre 1970 y 1972; pero también de decisiones incomprensibles, como quedarse sin nada, unos años más tarde, al desprenderse del valioso predio que tenía en la zona del hotel Los Tajibos.
Después, fiel a sí mismo, volvió a sorprender, adquiriendo los terrenos de su actual sede, orgullo propio y envidia de muchos, que hoy es una bendición y una tortura a la vez, porque divide y es parte de una disputa que lo tiene al borde del descalabro. (¿Venderán, poco, mucho o nada?)
Quién creería que, en su momento, allá por los años sesenta, algunos llamaban a Blooming “los millonarios”, quizá porque muchos de sus dirigentes, allegados y seguidores eran de familias “acomodadas”, apelativo que en la actualidad no tiene nada que ver con su realidad institucional.
Fueron épocas en las que alcanzó la gloria disfrutando títulos locales y nacionales que le dieron renombre, pero en las que también recibió golpes duros, como lo fueron los descensos en el asociacionismo y la Liga. Hoy está más cerca de las desilusiones que de las alegrías, con deudas que lo tienen sin vida.
Si algo tuvo Blooming, siempre, fue ingenio y fortaleza para salir adelante en los momentos más difíciles, gracias a la capacidad, unidad y liderazgo de dirigentes a los cuales sólo les interesaba el bienestar de su club.
Pero las cosas cambian. Los que lo manejaron en los últimos años, lo dividieron y lo pusieron al borde de la quiebra, por mezquindades e intereses y personales, dando lugar, sin darse cuenta, a un peligroso escenario de violencia.
En un ambiente de guerra, de enfrentamientos, división y egoísmos, sin paz ni tranquilidad, como el que impera en este momento en la interna de la Academia, será muy difícil que encontren la solución adecuada y definitiva a los males que la aquejan.
Hoy, en otro momento clave de su historia, Blooming extraña a esa gente, aquella que transformó un entusiasmo juvenil en un club popular e importante, para gambetear este nuevo obstáculo que les presenta la vida, con imaginación y valentía.