jueves, 29 de julio de 2010

ADEMÁS HUBO FÚTBOL...

Empezó el Campeonato Clausura en el día menos oportuno y ante la indiferencia de los hinchas.
No era el mejor momento para poner en marcha el certamen debido a que la atención estaba centrada en los problemas de la Liga del Fútbol Profesional y la Federación Boliviana de Fútbol.

Fue como si se tratase de un torneo de otro país, totalmente ajeno a una crisis que sólo los dirigentes, una mayoría en realidad, se niegan a ver y encarar como es necesario. Como si todo marchase sobre rieles.
La gente, hastiada por los líos entre dirigentes, de un Torneo de Invierno que fue un fracaso por el menú repetido y por ende sin atractivo, por la reciente disputa de la Copa del Mundo, necesitaba un respiro, o por lo menos motivación, que la entusiasmen con algo interesante, que la anime a volver a los estadios.
Pero nadie le prestó atención a lo apuntado, por eso pasó casi desapercibida la primera fecha del Clausura y los estadios estuvieron casi despoblados.
No hubo grandes novedades, Bolívar le ganó a Wilstermann en Cochabamba y Real Potosí a La Paz FC en el Hernando Siles, como ocurre casi siempre en ambos casos; Blooming igualó con Real Mamoré en Trinidad, Oriente empató con Guabirá en Montero, Universitario y San José hicieron lo propio, y The Strongest se impuso a Aurora en la Paz.

lunes, 26 de julio de 2010

LOS INDOLENTES

A esta generación de dirigentes pareciera que nada les afecta, y que por ese motivo están cómodos con la seguidilla de fracasos del fútbol boliviano. No los conmueve nada, a diferencia de generaciones que los antecedieron y buscaron soluciones a los males.
Por ejemplo, hace treinta y tres años, en 1977, se creó la Liga del Fútbol Profesional Boliviano a raíz del fracaso en la liguilla de Cali, Colombia, tras las derrotas de Bolivia ante Brasil (8-0) y Perú (5-0), por las eliminatorias del Mundial de Argentina 78.
Aquella vez se creyó que era necesario una "refundación" del fútbol como una salida al pésimo momento que vivió el seleccionado y a la falta de atractivo que empezaban a tener los torneos de asociaciones.
Hoy no les provoca nada el hecho de que la Selección nacional pierda casi siempre, de local y visitante, que ocupe el último o penúltimo lugar en las eliminatorias, que en la Copa América sea siempre eliminada en primera ronda, que los equipos nacionales sean vapuleados en la Copa Libertadores de América y la Copa Sudamericana.
Tampoco les mueve un pelo que las asociaciones de fútbol estén languideciendo por la falta de atractivo e incentivos de sus campeonatos, por la escasa competencia, por la falta de medidas que ayuden a potenciar sus clubes, que apenas jueguen cuatro o cinco meses al año.
Asimismo, al parecer les interesa muy poco que las divisiones menores, en la mayoría de los casos, carezcan de atención, que no tengan un campeonato competitivo que los ayude a progresar.
Quizá por eso no se escuchan voces de dirigentes que se refieran a la gran crisis que vive el fútbol boliviano, y como para ellos todo es caus de "nuestra realidad", tampoco se los escucha hablar de los remedios a los males.

EL REINO DE LA VERGÜENZA

Tarija fue escenario y testigo de un triste episodio del vapuleado fútbol boliviano, protagonizado por los responsables de los grandes males que lo mantienen postrado debido a su mediocridad, incompetencia y ambición personal.
Todo se pudrió justo cuando parecía que, inesperadamente, los dirigentes del fútbol nacional privilegiaban el interés común, dejaban de lado actitudes mezquinas y se daban cuenta de que la gravedad de la situación exigía otra cosa, un análisis profundo de la realidad y la consiguiente búsqueda de soluciones, antes que elecciones amañadas.

Los directivos de los clubes de la Liga habían dado un paso hacia adelante en la búsqueda de un acuerdo nacional, en un inusual gesto de grandeza, el sábado, dejando de lado sus diferencias, y se esperaba algo parecido al día siguiente en el Congreso Ordinario de la Federación Boliviana de Fútbol.
Pero todo se arruinó por la malsana ambición de dos dirigentes, Jorge Justiniano y Pedro Zambrano, de las asociaciones de Pando y Beni, respectivamente, las más pobres y atrasadas del fútbol boliviano, que dominan la Asociación Nacional de Fútbol, y vigentes en sus cargos gracias a una elección fraudulenta.
Ambos lograron desbaratar el acuerdo del día anterior, argumentando un estricto apego al reglamento y al Estatuto Orgánico de la FBF” que no respetaron cuando se reeligieron hace unas semanas, y consiguieron llevar a adelante el congreso para elegir las nuevas autoridades de la FBF. Carlos Chávez fue cómplice de ambos pese a que el sábado había elogiado el acuerdo de los directivos de la Liga. Horas más tarde juró al cargo.
Lo lamentable es que algunos buenos dirigentes, que en sus clubes realizan tareas elogiables, se dejaron llevar una vez más por el camino equivocado, empujados por ambición de unos cuantos oportunistas que le están haciendo un daño al fútbol desde hace un buen tiempo.

El fútbol boliviano necesita soluciones en lugar de elecciones, pero también otro tipo de dirigentes, con autocrítica, ideas renovadoras y con predisposición para el cambio, en lugar de demagogos y mentirosos. De lo contrario no tiene un buen futuro. Porque como señala el titular de un diario publicado hace casi treinta años, nuestro fútbol va "de mal en peor".
La verdad, que lo de ayer, en Tarija, dio vergüenza ajena.

jueves, 22 de julio de 2010

CONFESIONES DE INVIERNO

El gobierno boliviano está dispuesto a tomar cartas en el fútbol nacional con la intención de encontrar una solución a la crisis que lo aqueja, acabar con algunas irregularidades en la elección de las nuevas autoridades y poner las cosas en orden, pese a las duras sanciones que impondría FIFA en caso de darse su intervención.
No es bueno que los políticos intervengan en el fútbol, sin embargo, no se puede negar que llegó el momento en que alguien tiene que poner freno a una situación que se ha tornado insostenible.
El fútbol boliviano tocó fondo y necesita un cambio. La coyuntura es muy parecida a la de 1977, cuando la dirigencia del fútbol nacional decidió tomar nuevos rumbos tras el estrepitoso fracaso de la Selección boliviana en la liguilla de Cali, Colombia, por las eliminatorias del Mundial de Argentina 78.
Aquella vez, luego de las goleadas sufridas ante Brasil (0-8) y Perú (0-5), que precedieron a los resonantes triunfos ante Uruguay y Venezuela, una especie de veranillo de San Juan, y que dieron lugar a la triste participación en la liguilla, se consideró que nuestro fútbol requería un cambio de manera urgente.
La decisión fue crear la Liga del Fútbol Profesional Boliviano, integrada por los clubes más representativos y poderoso de cada departamento, con la intención de acabar con el semiprofesionalismo, dar un salto de jerarquía, y ponerse a tono con los demás países del continente.
Bolívar, The Strongest, Always Ready y Municipal, de La Paz; Blooming, Oriente Petrolero, Real Santa Cruz y Guabirá, de Santa Cruz; Wilstermann, Petrolero, Bata y Aurora, de Cochabamba; San José, de Oruro; Independiente Unificada, de Potosí, Stormers, de Sucre; y 20 de Agosto, de Beni, fueron los fundadores de la LFPB.
Veintitrés años después, el fútbol boliviano está igual o peor que en el setenta y siete. Con clubes pobres, endeudados, refuerzos extranjeros de escasa jerarquía, poca promoción de jugadores jóvenes, equipos débiles, campeonatos devaluados, fracasos permanentes en torneos internacionales, y una Selección que ocupa los últimos lugares de la tabla en Sudamérica.
La conclusión es que el modelo implementado en 1977 se agotó, ya no es viable como está, que requiere de serias modificaciones para que sea útil, que sirva para una recuperación a mediano plazo.

¡POR FIN UNA ALEGRÍA!

Oriente salió a dar una vuelta por el valle cochabambino y se fue de copas. Con este frío vienen bien, porque calientan el cuerpo y alegran el alma. Además, hacía tiempo que no hacía eso de dar vueltas y regalarse una sonrisa; algo así como una década.
Fue en el Félix Capriles, un escenario conocido en el cual supo de festejos en los viejos tiempos, donde volvió a ser feliz, donde se reencontró con la alegría, donde hizo chocar las copas para brindar por un presente de éxito y tiempos mejores.
La Copa de Invierno fue el motivo de este retorno a los tiempos de sibarita. La pena máxima se convirtió en alegría máxima, quizá porque se encomendó a algún santo, aunque seguramente no fue a San José, porque justamente le amargó la noche a su representante terrenal.
Hacía tanto tiempo que la felicidad no podía ser completa, porque por uno u otro motivo le faltaba el centavo para completar el peso, que muchos hinchas albiverdes festejaron esta copa dándole un valor que algunos no le otorgan.
¿Que no hubo premio para el ganador? Qué importa el premio, si lo que interesa en la vida es ser feliz, y en el fútbol, la felicidad la dan los triunfos, y Oriente los consiguió.

Foto El Deber.


martes, 13 de julio de 2010

BOLIVIA 2014

Aunque Bolivia lo vivió desde muy lejos, Sudáfrica 2010 empezó a ser un recuerdo y ahora la atención está puesta en Brasil 2014, la Copa del Mundo que se avecina y que será organizada por nuestro poderoso vecino.
Sudamérica tiene actualmente cuatro cupos en los mundiales de fútbol más un repechaje, o sea sea, media lugar más a disputar con los de la Concacaf, pero la FIFA podría reducir a cuatro e incluso a tres y media las plazas, por el hecho de que Brasil será el anfitrión. Todo se definirá el próximo año.
Para Bolivia será muy difícil, como siempre, clasificar al Mundial 2014, así se mantengan todos los cupos que le corresponden a Sudamérica, por su pobre presente futbolístico y el poderío de sus adversarios.
Lo hecho por Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile en la reciente Copa del Mundo los ubica por encima del resto de los sudamericanos. Cuatro selecciones fuertes que pugnarán por cuatro o menos cupos reducen las chances de Bolivia a la mínima expresión.
Esta misión casi imposible de clasificar al Mundial 2014 se complica mucho más si analizamos la realidad del fútbol nacional, víctima permanente de la desorganización imperante, la carencia de un proyecto coherente, la falta de voluntad para llevar a cabo un plan serio y la debilidad de sus equipos que debilita la confianza de los futbolistas.
Al fútbol boliviano le hace falta un liderazgo nítido, una persona con carácter, con ideas claras y definidas, cuya ambición personal sea trabajar por el bien de los demás, que sepa delegar y elegir a las personas idóneas, empezando por un buen entrenador.
El ejemplo de Chile con el argentino Marcelo Bielsa es el camino a seguir, sin duda. De lo contrario, se seguirá perdiendo el tiempo y Bolivia quedará cada vez más lejos del resto.

lunes, 12 de julio de 2010

EN EL NOMBRE DEL FÚTBOL

España, campeón mundial. Ochenta años para adjudicarse la Copa del Mundo. Era su hora, su año, su Mundial, por todo lo que había hecho en los últimos tiempos, principalmente por levantar las banderas del buen fútbol en un mundo exitista y resultadista en extremo.
El triunfo merecido del seleccionado español reivindica la estética en el fútbol, el buen trato de pelota, las buenas artes para doblegar al rival,
la simpleza y el valor de la pelota como elemento esencial en este juego. Demostró que cuando se juega bien se está siempre cerca del éxito.
España fue siempre fiel a sí misma. No cambió en ningún momento, pese a que no le fueron bien las cosas de entrada. Respetó su estilo, tuvo paciencia para sobreponerse a los malos momentos y para superar rivales de planteamientos mezquinos, hasta que se acercó al nivel de juego que lo consagrara como el mejor de Europa.
El rótulo de mejor del mundo lo recibió hacía varios meses, tras sus grandes actuaciones en el torneo europeo de selecciones, pero tenía que demostrar que los elogios no eran exagerados, y debía hacerlo en la gran cita del fútbol.
Y en Sudáfrica impuso su calidad. Nadie la superó en juego. Ni Holanda, que trató de neutralizarla a las buenas y a las malas, pero no pudo, soportando su tercera gran frustación en los mundiales.
¡Salud, España! En el nombre del buen fútbol.

jueves, 8 de julio de 2010

LA TERCERA, ¿LA VENCIDA?

Holanda llegó por tercera vez a la final de un Mundial. Las anteriores no tuvo suerte, cayó ante Alemania en 1974 pese a que contaba con la maravillosa Naranja Mecánica y frente Argentina en 1978 con una formación también poderosa.
No cuenta con un equipo que se iguale a las grandes selecciones de marras, sin embargo avanzó a paso firme en Sudáfrica. Superó al aguerrido Uruguay en el penúltimo escollo y está ante la inmejorable oportunidad de quedarse por fin con la Copa FIFA.
Uruguay no se la hizo fácil, al contrario, con un buen planteamiento, mucho temperamento y ambición, la complicó y hasta estuvo a punto de amargarle la jornada en los minutos finales.
Holanda no deslumbra, por momentos cede demasiado la iniciativa al rival, le brinda oportunidades, a pesar de que es un equipo que maneja bien la pelota, pero le alcanza con poco para llegar al gol y ganar.
Debe el gran partido en este Mundial. ¿Será en la final que paga esa deuda? Además, tiene la oportunidad para confirmar aquello de que la tercera es la vencida. Sería como ponerle la frutilla a la torta a un país cultor del buen fútbol.

EL DUEÑO DE LA PELOTA

España está haciendo historia en la Copa del Mundo con el fútbol que la convirtió de animador a gran protagonista, primero en Europa y ahora en el planeta, y que tiene su fundamento en la esencia del juego: la pelota.
Siendo fiel al estilo que le impuso Luis Aragonés y que continúa Vicente del Bosque, que nada tiene que ver la otrora famosa furia española, el seleccionado ibérico dejó en el camino nada menos que a la sorprendente Alemania, favorita para triunfar en este encuentro e incluso para ganar el Mundial de Sudáfrica.
Pero España hizo trizas los pronósticos ocultándole la pelota a Alemania. La manejó como sabe hacerlo, con criterio, seguridad y sentido común. Xavi Hernández e Iniesta, los abanderados de este estilo, la pusieron bajo la suela y adormecieron a la poderosa selección teutona que había arrollado a Argentina.
España mandó en el partido del principio a fin con ese fútbol que la caracteriza, con el temple de Puyol, la prestancia de Piqué, la sapiencia de Xavi Hernández e Iniesta, la picardía de Pedro y la inteligencia del goleador Villa.
Ganó el partido siendo fiel a su juego de toque y manejo criterioso de la pelota, pero rubricó el triunfo con un gol de otros tiempos, con Puyol entrando hecho un toro al área para meter el cabezazo rompe redes que la instaló en la final, como para contentar a aquellos que extrañan la vieja furia española.
Nunca había llegado tan lejos, pero esta historia continúa y España tiene aún mucho para dar. Al fin y al cabo, es el dueño de la pelota.

* Foto de www.co.terra.com

domingo, 4 de julio de 2010

LA LECCIÓN ALEMANA

En buenahora el triunfo de Alemania ante Argentina. ¿Por qué? Porque le hará bien al fútbol al poner las cosas en su sitio y dejar en claro que para apuntar al éxito es necesario prepararse y formarse, no dejar todo librado al talento, y al azar.
El duelo de ayer era un choque de dos corrientes bien distintas, una, la alemana, basada en la organización, y la otra, la argentina, apoyada en la improvisación y el individualismo.

Ganó Alemania y el mensaje que queda es el más cercano al de la vida real, el que uno debería seguir siempre en cualquier campo o actividad. Que la disciplina, el trabajo en equipo, la planificación, el orden y un objetivo bien definido, son fundamentales para sustentar el talento, sacarle el máximo provecho, y aspirar a los mejores resultados.
Al perder Argentina, queda en claro que la intuición, la demagogia, la arrogancia, el carisma y la motivación no son la mejor receta, al contrario, son la opción equivocada para competir con rivales bien preparados, porque termina anulando los grandes talentos y genera un caos a la hora de buscar soluciones a los problemas.
Löw está poco más seis años trabajando en el seleccionado alemán, primero como ayudante de campo y ahora como entrenador. Fue armando de a poco este equipo muy bien organizado dentro de la cancha y formado por buenos jugadores, varios de ellos talentosos.
Maradona asumió a medio camino en la eliminatoria, con el currículum de ídolo, pero sin la experiencia ni la formación de entrenador, lleno de contradicciones y sin un plan a la vista. Convocó casi un centenar de jugadores, con criterios discutibles como el "premio" a trayectorias, y después no tenía un onceno definido. En pocas palabras, perdió el tiempo y su equipo terminó siendo un conjuntos de voluntades y talentos sin argumentos colectivos.
Como los éxitos terminan generando tendencias, por eso digo que está bien que haya ganado Alemania, por más simpatía que uno sienta por Argentina. Fue, entonces, casi una lección de vida lo acontecido ayer.

sábado, 3 de julio de 2010

HOLANDA DESNUDÓ A BRASIL

Brasil soñaba con el cielo y terminó en el infierno. Holanda se encargó de hacerle pagar cara su mezquindad, esa que Dunga la consideraba un signo de modernidad futbolística y muchos otros una herejía para el país del famoso y popular jogo bonito que eran su sello distintivo.
Dunga murió con la suya pero su método liquidó a Brasil en esta Copa del Mundo en la que empezaba a erigirse como tantas otras veces como candidato, con un pragmatismo consistente en una férrea zaga y un contragolpe por momentos letal. El libreto le funcionaba a la perfección porque nadie lo había puesto en aprietos.
Hasta que apareció Holanda, que sin ser la famosa Naranja mecánica de los años 70, aquella que cambió el fútbol con su dinámica, le pateó el tablero a Brasil al remontarle el marcador y arrebatarle el control del juego.
De ser un equipo timorato, demasiado respetuoso y hasta miedoso, en el primer tiempo, en el que Brasil lo superó y pudo liquidar el pleito, pasó a ser un cuadro entusiasta, seguro de sí mismo, y mucho más ofensivo.
Todo cambió en el momento menos pensado, cuando Holanda aún se parecía mucho a la de la primera parte. Un par de yerros defensivo brasileños animaron a los holandeses, que con dos cabezazos de Sneijder empezarona hacer historia.

Cuando Brasil necesitaba ser el dueño de la pelota y del partido, no tuvo argumentos. Salieron a flote sus falencias como equipo y como plantel, porque el libreto aprendido no era el ideal para ese momento y en el banco no tenía jugadores para que lo ayudasen a encontrar el rumbo perdido. No contaba con los talentosos de otras épocas, todos eran marcadores o delanteros, pero ninguno un generador de juego.

Brasil moría con el método de Dunga. Holanda, agradecida, terminó siendo generosa y perdonando lo que pudo ser una goleada.

UN DÍA DE LOCOS

Hay que estar loco...o ser Sebastián Washington Abreu para hacer lo que hizo el delantero uruguayo, emulando a Zinedine Zidane y a Antonín Panenka, en la definición por penales ante Ghana que le otorgó a Uruguay el pase a semifinales de la Copa del Mundo.
Pero también que hay que ser muy valiente y sangre fría para picar la pelota en el último penal de la serie definitiva como lo hizo el Loco Abreu, un momento tan decisivo y trascendente en el que los charrúas estaban a punto de hacer historia o volverse a casa derrotados.
Y Abreu lo hizo, repitiendo lo que realizado por Zidane en el Mundial anterior en la final frente a Italia y lo hecho por el Checoslovaco Panenka en la Eurocopa de 1976 ante Alemania. Hoy Uruguay repite la campaña del Mundial de México 70, llegando a semifinales después de cuarenta años, tras 120 minutos durísimos y dramáticos.
Uruguay pasó del infierno a la gloria en minutos. De la angustia por el penal y la expulsión de Luis Suárez en el último minuto del alargue, marrado finalmente por Gyan, a la euforia tras la locura de Abreu. Así es el fútbol.
Para los celestes, la historia continúa. El final es una incógnita.

* Foto Goal.com