lunes, 26 de julio de 2010

EL REINO DE LA VERGÜENZA

Tarija fue escenario y testigo de un triste episodio del vapuleado fútbol boliviano, protagonizado por los responsables de los grandes males que lo mantienen postrado debido a su mediocridad, incompetencia y ambición personal.
Todo se pudrió justo cuando parecía que, inesperadamente, los dirigentes del fútbol nacional privilegiaban el interés común, dejaban de lado actitudes mezquinas y se daban cuenta de que la gravedad de la situación exigía otra cosa, un análisis profundo de la realidad y la consiguiente búsqueda de soluciones, antes que elecciones amañadas.

Los directivos de los clubes de la Liga habían dado un paso hacia adelante en la búsqueda de un acuerdo nacional, en un inusual gesto de grandeza, el sábado, dejando de lado sus diferencias, y se esperaba algo parecido al día siguiente en el Congreso Ordinario de la Federación Boliviana de Fútbol.
Pero todo se arruinó por la malsana ambición de dos dirigentes, Jorge Justiniano y Pedro Zambrano, de las asociaciones de Pando y Beni, respectivamente, las más pobres y atrasadas del fútbol boliviano, que dominan la Asociación Nacional de Fútbol, y vigentes en sus cargos gracias a una elección fraudulenta.
Ambos lograron desbaratar el acuerdo del día anterior, argumentando un estricto apego al reglamento y al Estatuto Orgánico de la FBF” que no respetaron cuando se reeligieron hace unas semanas, y consiguieron llevar a adelante el congreso para elegir las nuevas autoridades de la FBF. Carlos Chávez fue cómplice de ambos pese a que el sábado había elogiado el acuerdo de los directivos de la Liga. Horas más tarde juró al cargo.
Lo lamentable es que algunos buenos dirigentes, que en sus clubes realizan tareas elogiables, se dejaron llevar una vez más por el camino equivocado, empujados por ambición de unos cuantos oportunistas que le están haciendo un daño al fútbol desde hace un buen tiempo.

El fútbol boliviano necesita soluciones en lugar de elecciones, pero también otro tipo de dirigentes, con autocrítica, ideas renovadoras y con predisposición para el cambio, en lugar de demagogos y mentirosos. De lo contrario no tiene un buen futuro. Porque como señala el titular de un diario publicado hace casi treinta años, nuestro fútbol va "de mal en peor".
La verdad, que lo de ayer, en Tarija, dio vergüenza ajena.

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