Aunque Bolivia lo vivió desde muy lejos, Sudáfrica 2010 empezó a ser un recuerdo y ahora la atención está puesta en Brasil 2014, la Copa del Mundo que se avecina y que será organizada por nuestro poderoso vecino.
Sudamérica tiene actualmente cuatro cupos en los mundiales de fútbol más un repechaje, o sea sea, media lugar más a disputar con los de la Concacaf, pero la FIFA podría reducir a cuatro e incluso a tres y media las plazas, por el hecho de que Brasil será el anfitrión. Todo se definirá el próximo año.
Para Bolivia será muy difícil, como siempre, clasificar al Mundial 2014, así se mantengan todos los cupos que le corresponden a Sudamérica, por su pobre presente futbolístico y el poderío de sus adversarios.
Lo hecho por Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile en la reciente Copa del Mundo los ubica por encima del resto de los sudamericanos. Cuatro selecciones fuertes que pugnarán por cuatro o menos cupos reducen las chances de Bolivia a la mínima expresión.
Esta misión casi imposible de clasificar al Mundial 2014 se complica mucho más si analizamos la realidad del fútbol nacional, víctima permanente de la desorganización imperante, la carencia de un proyecto coherente, la falta de voluntad para llevar a cabo un plan serio y la debilidad de sus equipos que debilita la confianza de los futbolistas.
Al fútbol boliviano le hace falta un liderazgo nítido, una persona con carácter, con ideas claras y definidas, cuya ambición personal sea trabajar por el bien de los demás, que sepa delegar y elegir a las personas idóneas, empezando por un buen entrenador.
El ejemplo de Chile con el argentino Marcelo Bielsa es el camino a seguir, sin duda. De lo contrario, se seguirá perdiendo el tiempo y Bolivia quedará cada vez más lejos del resto.
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