Anoche dio un paso más en ese propósito al vencer a Junior de Barranquilla con un par de golazos de Lorgio Álvarez y Jhasmani Campos, tras sendos bombazos que no se ven todos los días.
Lorgio enganchó hacia adentro en el carril izquierdo y sacó el derechazo que se metió en el ángulo derecho del arco colombiano. Campos clavó el zurdazo, cerca al travesaño, en el otro palo, de tiro libre.
Menos mal que acertó dos veces en la primera etapa, en su mejor momento del partido, cuando se mostraba superior al endeble Junior, porque le permitió soportar esos baches que siempre los tiene y que ayer los tuvo en la segunda parte.
Bolívar es así, inestable, por momentos veloz y profundo, y de a ratos inseguro y monótono, por eso no extraña que de estar para disfrutar de una goleada pase de pronto a sufrir para ganar. esta vez así. Dejó crecer al Junior, el más flojo del grupo, y casi escapa su importante triunfo.
Ahora tendrá que ganarle en casa a la Universidad Católica para dar el paso que falta para instalarse en la próxima ronda del certamen, una especie de premio consuelo para un fútbol escaso de alegrías y éxitos como el nuestro.
* Foto diario La Razón.
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