Oriente acarició el título varios minutos, lo tuvo en sus manos, era suyo, pero se le esfumó de pronto, cuando se vestía de campeón, por culpa de un descuido defensivo del cual sacó ventaja Nacional Potosí.
A Oriente se le había dado todo hasta ese momento aciago, a cinco del final, porque había logrado dar vuelta el marcador, San José perdía en Oruro y a The Strongest no le alcanzaba con su triunfo para ser campeón.
El gol tempranero de Vargas en la segunda parte había igualado el tanto madrugador del argentino Garavano del inicio de partido, y Peña había logrado el gol del campeonato. Todo encaminaba a la victoria final.
Los cohetes presagiaban, en Santa Cruz, el final feliz, la conquista con ribetes históricos, por la remontada en la tabla, por lograrla de visitante, y en un escenario complicado como el potosino, ahí, un poco más cerca del cielo.
Pero el fútbol tiene esas cosas. Premia y castiga el rato menos pensado. La defensa de Oriente quedó expuesta a un contragolpe en un momento en el que tendría que haber estado muy atenta y agrupada, y lo pagó muy caro. Gabriel Ríos metió la cabeza y emparejó el marcador.
El empate no alcanzaba para ser campeón y no había tiempo para otra remontada. Oriente se quedó con las ganas de se campeón en la Villa Imperial. De la alegría general pasó a la amargura total. No era para menos.
*Foto diario Jornada.
1 comentario:
15 minutos de punta, y toda una de vid de q le metan la punta.
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