A la selección Argentina le sobran jugadores pero le falta un equipo. Por eso sigue sufriendo tanto para clasificar al Mundial 2010.
Ayer vivió un nuevo suplicio, esta vez frente a Perú, convertido de tanto en tanto en una de sus pesadillas en las eliminatorias mundialistas.
Lo salvó sobre la hora Martín Palermo y esa suerte casi sobrenatural que tiene para quedarse con pelotas perdidas, colaborado por la vista gorda del árbitro boliviano Marcelo Ortubé y uno de sus jueces de línea, que convalidaron una jugada que debió ser invalidada por posición adelantada.
El gol agónico de Palermo dejó a Argentina en zona de clasificación directa, aunque dependiendo del partido del miércoles ante Uruguay, en Montevideo, y de la suerte de Ecuador frente a Chile.
Como Diego Maradona los decepciona una y otra vez, un sector del público rioplatense y del periodismo deportivo argentino, tan propenso a las idolatrías, ahora se aferra a quien empiezan a ubicar más allá del bien y del mal, a Martín Palermo.
* Foto de La Nación
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