Pablo Sánchez fue echado de Oriente Petrolero. Los dirigentes albiverdes no soportaron la derrota ante Blooming que les impidió llegar a la final y por ese motivo decidieron poner fin al ciclo del entrenador argentino.
Sánchez será, dentro de poco, uno de los tantos entrenadores extranjeros que dirigieron a Oriente con más pena que gloria. No pudo sacarlo campeón en el Apertura pese a la gran levantada en la segunda rueda y en el Clausura tampoco tuvo un final feliz.
Bajo su mando, en el Apertura, Oriente tuvo una mala primera rueda, una notable mejoría en la segunda, que hizo que muchos lo consideraran el mejor equipo, pero se cayó en los tres últimos partidos y acabó tercero. En el Clausura, nunca jugó bien ni mostró la ambición ganadora del anterior certamen.
Los integrantes del plantel, numeroso e importante para el medio, no mantuvo una regularidad. Sus principales integrantes fueron muy irregulares, de ahí los altibajos. Mal al comienzo, bien al final, en el primer semestre, y con un rendimiento mediocre en el segundo.
Algo que le jugó en contra a Vitamina y provocó el desencanto de hinchas y dirigentes, fueron sus decisiones a la hora de las variantes durante los partidos. Casi nunca compartían sus decisiones, aunque en algún momento haya acertado a pleno, como en el primero de los dos últimos clásicos, cuando incluyó a Alcides Peña y terminó siendo el héroe.
Pero sacar a Joselito Vaca es jugar con fuego por la simpatía y la fe que le tiene la gente. Lo hizo el miércoles, sustituyéndolo por Jasmani Campos, y aunque diga que el muchacho de Mapaizo le pidió el cambio, la decisión acabó mandándolo a la hoguera. Fue el acto final.
Los dirigentes dicen que Vitamina se va por la puerta grande, pero no es así, porque quien es despedido con o sin razón, no sale por la puerta grande, al contrario, se marcha por la puerta chica.
* Foto facetasdeportivastv.com
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