Aurora será el equipo del pueblo, pero el que manda en Cochabamba desde hace bastante tiempo es Wilstermann, que gana los clásicos apelando al corazón y al Cucharón.
Los aviadores no tendrán a Tutula Alcócer, Limberg Cabrera Rivero, al chileno Bravo, al brasileño Jairzinho ni a Gastón Taborga, aquellos cracks de viejas épocas de oro, pero cuentan con un equipo que se sacrifica en procura de su objetivo, en este caso, el triunfo.
Además, tienen a Cucharón Olivares, quien no integrará la galería de los nombrados pero en este momento es un líder indiscutido del cuadro rojo. El volante es quien se encarga de transmitir aquella tradición wilstermanista, la del huevo y el juego, la garra y el intento del buen fútbol, la agresividad y el protagonismo.
Ayer, Wilstermann fue más que Aurora en el primer tiempo y en el complemento decidió cuidar el resultado al haber quedado con uno menos, a causa de la expulsión de Cucharón. Con los argentinos Maxi Andrada y Sanjurjo marcando el ritmo del juego, más el aporte de Olivares en rubro temperamento, le tomó el pulso al partido y neutralizó a Aurora. El equipo del español Manolo Núñez fue una sombra en el primer tiempo, con jugadores que deambulaban en la cancha, y en la segunda etapa tuvo la pelota porque Wilstermann optó por cuidar el 1-0, pero no capacidad para llegar al gol.
Wilster quiere crecer de la mano de Eduardo Villegas para no sufrir como la temporada pasada. Por lo menos empezó el año festejando a costa de su eterno rival.
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