Curiosamente, está invicto, no perdió, sin embargo, esa imbatibilidad es un tanto mentirosa porque tres de los cuatro partidos que igualó fueron en condición de local, y preocupa un poco más que dejó escapar victorias ante adversarios a priori “accesibles”, como La Paz Fútbol Club y Petrolero del Chaco.
En el fútbol los pergaminos cada vez cuentan menos, ya no se gana con la camiseta, como se decía antes, lo que vale es el presente, el rendimiento actual, y Oriente no está atravesando un buen momento futbolístico.
El problema de Oriente es estructural. La defensa no es tan firme como se cree; en el medio, las usinas generadoras de juego no están funcionando como se esperaba (caso Mojica y Alves); y la falta de potencial ofensivo y capacidad goleadora (antes disimulada por la efectividad de Mojica), siguen siendo un problema.
Oriente se fue desprendiendo de jugadores muy importantes en los últimos tiempos porque representaban un costo económico importante que no podía sostener. No pudo retenerlos y tampoco logró reemplazarlos con jugadores de similar valía. No pudo traer refuerzos importantes para no inflar su presupuesto y lo está sintiendo.
A ello hay que sumarle el bajo rendimiento de los integrantes del plantel actual, situación que complica el panorama a Erwin Sánchez, porque los problemas que se le presentan con los titulares no los puede solucionar con los suplentes.
Si los resultados no ayudan, la situación puede empeorar. Por eso está obligado a ganar a como dé lugar sus próximos partidos. Al fin y al cabo, el fútbol depende mucho del estado de ánimo.
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