lunes, 29 de noviembre de 2010

DALE CAMPEÓN, DALE CAMPEÓN...

¡Oriente campeón! Hizo los deberes mejor que todos en la temporada, luchó hasta el final y acabó dando la vuelta olímpica de visitante, en el estadio Hernando Siles de La Paz, como para que no queden dudas de que estaba preparado para superar cualquier dificultad y obtener la ansiada quinta estrella.
El final feliz tuvo su inicio a principios de año, cuando los dirigentes decidieron no escatimar nada en procura de un grupo ganador. Contrató a un entrenador exitoso como Gustavo Quinteros, incorporó jugadores destacados en otros equipos, como Schiapparelli, y retuvo a Joselito Vaca.
La dirigencia potenció el plantel del año anterior y Quinteros se encargó de moldearlo a su gusto. Recuperó jugadores (Gutiérrez, J. Campos), rodeó bien a sus figuras (el talento de Joselito, Jasmani y Saucedo con el sacrificio de Argüello, Nico Suárez, Rea, etc) e infundió un espíritu ganador, traducido en la confianza para jugar pensando en el triunfo de local y visitante, sin la ansiedad ni el apuro de otras épocas.
En el Apertura estuvo a minutos de ser campeón, por momentos lo fue, se le escapó por muy poco el título, pero no bajó la guardia ni mermó el entusiasmo. Salió a ganar el torneo de Invierno que, paradójicamente, no le daría ningún premio, y lo ganó. Le apuntó al Clausura y acabó adjudicándoselo.
La mística ganadora no tiene precio en el fútbol ni en la vida, Oriente la tuvo y no la perdió nunca, por eso siguió luchando y aprovechó el tropezón y posterior caída de sus rivales en la lucha por el título. Mientras los demás fueron cayendo de a uno, se mantuvo en pie, consciente de que felicidad se escribe con fe.
Por eso fue a Potosí y ganó. Fue a La Paz, con medio título en el bolsillo, y sacó el punto que le evitaría cualquier disgusto, y que le permitiría completar la vuelta olímpica que la había empezado a dar en la Villa Imperial.
El dale campeón, dale campeón... se escuchó hasta la madrugada
. Oriente desterró la tristeza entre sus hinchas, por eso, esta vez, la alegría parece no tener fin.

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