martes, 2 de noviembre de 2010

LA BOLSA O LA GLORIA

Blooming está en crisis, qué duda cabe. Si Carlos Aragonés ratifica su renuncia, la Academia se habrá quedado sin entrenador en la etapa decisiva del torneo Clausura.
Desde mi punto de vista, la determinación de Aragonés tiene que ver con bronca e impotencia. Bronca por los increíbles errores de concepto y la falta de sentido común de sus jugadores para tomar decisiones correctas en un partido, en esta ocasión ante Guabirá, e impotencia porque sabe que Blooming no juega bien y no encuentra la fórmula para que ello suceda y a la vez contar con un equipo sólido.

Entiendo la reacción de Carlos, algo no muy común y pocas veces vista en nuestro medio, aunque el propio Aragonés tuvo una respuesta similar en una anterior etapa en Blooming, allá por el 2003, abandonando el cargo sin anuncio previo porque no veía una buena respuesta de sus dirigidos.

Digo que lo entiendo porque es insoportable ver que jugadores de experiencia se comporten como novatos, que cometan errores de aprendices, que no sean capaces de dar dos pases seguidos, que repitan una y otra vez los mismos errores en todos los encuentros y en un mismo partido, que regalen goles en casi todos los cotejos, y, por último, escuchar cada vez las mismas excusas.

No creo que la crisis que derivó en la renuncia de Aragonés tenga que ver con la indisciplina, esto no quiere decir que la niegue, al fin y al cabo no estoy cerca del plantel para saberlo, pero en la cancha no vi agotamiento por mal estado físico, al contrario, uno de los problemas de Blooming es que corren mucho, juegan poco y razonan menos.

Lo que observé en la mayoría de los partidos de la Academia fue poco compromiso con un objetivo, carencia de convicción para ejecutar su tarea, ausencia de entusiasmo para cumplir el cometido, o sea, no vi el hambre de triunfo que distingue a los grupos ganadores, lo que podríamos resumir con la palabra mística.
Me da la impresión que la mente de los futbolistas está, desde hace un tiempo, puesta en el tema económico, en los pagos atrasados, en no concentrar como una medida de protesta porque el club no cumplió los pagos en fecha. Esa preocupación pudo haberse convertido, de manera inconsciente, en distracción fatal, ya que cuando uno no está metido de lleno en algo, suele equivocarse seguido. Entonces, no sería descabellado creer que el estado anímico afectó el rendimiento futbolístico.
Este es otro de los problemas de este fútbol.Los jugadores no logran separar una cosa de la otra, pese a que saben que la ley está de su lado y que cobrarán tarde o temprano. Se rebanan los sesos con el tema, sin darse cuenta que la plata siempre aparece, pero que la gloria no, es esquiva, no se consigue en bancos ni cooperativas.

1 comentario:

labecram dijo...

Excelente análisis Sr.

Me quedo con estas frases que son de su autoría:

"uno de los problemas de Blooming es que corren mucho, juegan poco y razonan menos."

"Se rebanan los sesos [Los jugadores]con el tema, sin darse cuenta que la plata siempre aparece, pero que la gloria no, es esquiva, no se consigue en bancos ni cooperativas."

Yo hace rato venía diciendo en los facebook referentes a blooming un termino argentino y español.
Que su mal es que hay gente (entre dirigentes y jugadores)
BI-LLE-TE-ROS.

Me alegra saber que no soy el único que lo ve.
Saludos.