El clásico paceño no ofrece novedades desde hace tiempo. Ayer ocurrió lo mismo que viene sucediendo en los últimos años: Bolívar se impuso a The Strongest.
La diferencia es notable entre uno y otro. Mientras de un lado se ve a un equipo ensamblado, con individualidades que le aportan un plus, del otro se observa un onceno sin una idea definida, que subsiste con el aporte de algunas individualidades.
Hoy por hoy, Bolívar es más equipo que The Strongest, de ahí la supremacía del cuadro celeste sobre el atigrado en los últimos tiempos. El equipo del argentino Gustavo Quinteros puede jugar bien, regular o mal, pero muestra siempre un funcionamiento, una mecánica de juego, algo que no ocurre en el cuadro del brasileño Sandro Coelho, siempre supeditado a la inspiración de Limberg Gutiérrez o Thiago Leitao.
Ayer, Bolívar demostró su superioridad en el primer tiempo y sacó ventaja con dos goles del uruguayo Ferreira, quien se asocia cada vez mejor con el brasileño Anderson. Fue suficiente para ganar en condición de visitante y estar con un pie en una nueva final.
The Strongest, que depende tanto de sus individualidades, en especial de Thiago y Limberg, esta vez fue víctima de ambos jugadores. Limberg falló un penal antes del descanso y luego se fue expulsado por un codazo descalificador a Lito Reyes. Thiago había dejado un poco antes la cancha también por expulsión.
Se repitió la figura y el final de la historia parece tener un desenlace conocido, con Bolívar finalista.
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