Xabier Azkargorta, convertido en una especie de gurú, maestro, guía espiritual y deportivo de muchos bolivianos, futboleros o no, cobra vigencia en el país después de varios lustros. Incluso, la idea original del proyecto "Los hijos del presidente" había sido suya.
Azkargorta, de visita en La Paz, demostró no sólo estar preocupado por el futuro del fútbol boliviano con su curiosa iniciativa, sino que además se postuló para el cargo de entrenador de la Selección nacional, señalando estar dispuesto volver a dirigirla si le ofrecen "un proyecto serio".
La aparición en escena del entrenador vasco dejó, seguramente, en posición incómoda al viceministro de deportes Miguel Ángel Rimba, quien anunció hace unos días el proyecto "Los hijos del presidente" como si fuera una inciativa de su despacho, sin especificar de quién había partido la idea original.
No importa, al fin y al cabo Rimba forma parte de ese grupo al que bien podría llamarse "Los discípulos de Azkargorta" (seguro que "hijos" no le gustaría), integrado por varios de los componentes de la Selección nacional que clasificó al Mundial de Estados Unidos 94, y que tienen al español como su principal referente. De aquel plantel, algunos tuvieron que ver con los destinos del fútbol y el deporte boliviano en los últimos tiempos.
Por ejemplo, Erwin Sánchez fue director técnico del seleccionado nacional, que tuvo como ayudante de campo a William Ramallo, y como preparador de arqueros a Marcelo Torrico (ahijado del vasco); y Milton Melgar ocupó el cargo de viceministro de deportes, además continúa al frente de la agremiación de futbolistas. Otros como Marco Antonio Etcheverry, Julio César Baldivieso y Álvaro Peña, se dedicaron a la dirección técnica. Melgar también incursionó como entrenador dirigiendo a Blooming y Oriente Petrolero. De todos ellos, el único que tuvo éxito fue Baldivieso, campeón con Aurora, aunque ahora se dedicó a la política.
Azkargorta y Bolivia se deben agradecimiento mútuo, porque ambos salieron del anonimato y se pusieron en vidriera gracias al éxito de las eliminatorias del 93. El entrenador le sacó rédito con creces a la campaña mundialista, en tanto que los dirigentes bolivianos desperdiciaron el buen momento para darle otro rumbo a nuestro fútbol.
Mientras el español se fue a Chile por un tiempo, partió rumbo a diferentes lugares del mundo y ganó prestigio, el fútbol boliviano se fue al tacho y perdió el rumbo. Pasó mucho tiempo, pero pareciera que acá todo se detuvo.
Los "retoños" del director técnico pregonaron el cambio y exigieron lugares de decisión en el fútbol. Están desde hace un lustro sin éxitos a la vista. Volver a Azkargorta es como querer arrancar con 17 años de retraso, sin embargo quizá con él puedan ayudar a encontrar soluciones a los problemas.
Si finalmente vuelve o no, lo decidirá el gobierno, que, dicho sea de paso tiene una deuda grande con el fútbol, como todos los anteriores en realidad.
Ah! Habría que decirle a Azkargorta o a quien le puso el nombre al proyecto, que los futuros futbolistas tienen padres y que no hay necesidad de buscarles padrastros ni padres putativos, simplemente darles el trato que merecen y necesitan.
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