El fútbol boliviano está en crisis. No se crea que por unos cuantos triunfos en torneos internacionales cambiaron las cosas. Nada que ver. Son como aspirinas a un problema de salud grave. Su situación sigue tan crítica como siempre.
La FIFA y la Conmebol vienen en su ayuda, aunque en este caso para tratar un tema que tiene que ver más con la forma que con el fondo del problema. El edificio de la Federación Boliviana de Fútbol, su inminente pérdida por no pagar al fisco, es nada más que la punta del iceberg.
Ambas entidades dicen estar "preocupadas" porque la FBF está en quiebra, sin embargo, curiosamente, no les interesan los motivos por los cuales se llegó a esta situación, menos aún si existen responsables. Pretenden interceder para que el gobierno coopere, pero no les preocupan las razones de la bancarrota.
No es asunto suyo la falta de transparencia, la carencia de planes serios, la falta de atención a la formación de futbolistas, la ausencia de ideas para agrandar la pirámide competitiva (Liga, asociaciones, ligas provinciales), la inexistencia de un calendario coherente que incluya a la Selección nacional, y el poco interés por erradicar malas costumbres que tienen que ver con la edad de los juveniles.
Tampoco es de su incumbencia si los dirigentes a los que intentan darles una mano en esta ocasión son buenos, regulares o malos, preparados o improvisados, competentes o mediocres. No es cosa suya.
Si su intención es ayudar, de verdad, al "fútbol boliviano", tendrán que ser menos indulgentes y más exigentes. Asimismo, si no aceptan que instituciones ajenas al fútbol intervengan de una u otra manera para poner fin al descalabro, entonces, háganlo ustedes.
Si no es así, bien podríamos decirles: no me ayude compadre.
* Foto ilustración de educared.org.ar
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