Oriente tuvo un par de argumentos importantes para sacarle ventaja al Deportes Tolima, el corazón de todo el equipo y la cabeza salvadora de Mauricio Saucedo.
Le costó mucho al cuadro albiverde imponer una supremacía en el juego, pero ante la dificultad de ejercer superioridad futbolística puso en cancha otro atributo valedero en cualquier disciplina, la entrega, el temperamento, la fe y los deseos de ganar.
Fue así como Oriente le emparejó el juego al dinámico equipo colombiano que lo incomodó con la rapidez de sus jugadores y lo complicó, por momentos, con el vértigo de los volantes y la velocidad de sus atacantes.
Peleó todas las pelotas con mucho ímpetu y ante la imposibilidad de desbordar a la zaga del Tolima optó por el juego aéreo, especialmente en jugadas con pelota detenida, en busca de la cabeza salvadora de alguno de sus buenos cabeceadores, la del uruguayo Peinado, la de los argentinos Caamaño y Schiapparelli, o la de Hoyos.
En esa búsqueda incesante, apareció Mauricio Saucedo, con un recurso que no es su fuerte, sin las sutilezas que acostumbra pero con la determinación que hacía falta. Se anticipó a todos los cabeceadores y metió el testazo en el primer palo ante la sorpresa de propios y extraños.
Como el que busca encuentra, Oriente consiguió el gol y sacó la ventaja necesaria para esperar un poco más tranquilo la revancha. Fue, en verdad, un premio a la persistencia.
* Foto El Día.
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