A Bolívar y Blooming les está sentando muy mal la Copa Libertadores de América. Comenzó siendo una linda fiesta y de pronto se convirtió en una tortura que le causó un malestar general y que además le está pasando factura en el certamen local.
El exceso de resultados adversos y su consiguiente pérdida de posibilidades de clasificación de manera prematura, con la demotivación que generan los malos tragos, les ha provocado un dolor de cabeza que los tiene a maltraer.
Ambos están sufriendo el chaqui copero. Bolívar empezó a padecer las molestias ayer, ante Wilstermann, incluso jugando en sun propio reducto. El cuadro aviador le ganó pese a que la academia paceña igualó el marcador en el segundo tiempo, dando una pista del estado físico y anímico de uno y otro.
El colombiano Escobar tendrá que empezar a darle un poco de descanso a algunos y aprovechar el buen plantel con que cuenta para realizar un necesario recambio que le puede dar réditos a futuro. Además, Bolívar aún tiene margen de error en su serie gracias a su buen comienzo.
Blooming está pagando un alto precio hace varias semanas. Hoy es un equipo desgastado futbolística, física y anímicamente, que anda casi a las rastras en el Apertura, que no puede cambiar su suerte y está a punto de perder toda posibilidad de clasificar al hexagonal.
Los partidos de Copa que están pendientes le complican la vida porque no le permiten a Carlos Aragonés recuperar bien a sus jugadores en el aspecto físico ni llevar a cabo una labor de campo para empezar a darle el perfil táctico que seguramente pretende.
Ante esta situación tendrá que animarse a recurrir a algunos jóvenes para "desintoxicar" a algunos de los valores importantes que parecen saturados y extenuados, para permitirles una mejor recuperción.
Así es la vida de sibarita. Cuando se anda de copas, nunca falta un dolor de cabeza. Por eso se dice, noches alegres, mañanas tristes. Blooming y Bolívar lo saben muy bien.
* Foto Jornada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario