Bolívar sigue al frente y mantiene su candidatura al título pese a todo, a lo mal que juega, a la pobreza de sus individualidades y a la justa derrota ante Oriente Petrolero.
Oriente ganó bien con poco, en la despedida de Tito Pompei, explotando la floja labor de la insegura defensa paceña, que sufrió con los pelotazos a sus espaldas. Así llegó el gol de Peña: pelotazo largo, dudó Rodríguez y el atacante definió cruzado.
Una despedida decorosa para Pompei, que sintió que su presencia no cambiará el rumbo del desteñido equipo albiverde, razón por la cual dijo adiós con lágrimas y expresando su agradecimiento a todos quieren colaboraron con él.
El argentino se marcha dejando una imagen de buen profesional y de hombre sensato, buena persona, honesta y respetuosa, que no es poco. Ningún charlatán de feria.
Pero en el Tahuichi jugaba el puntero y principal candidato al título, sin embargo en la cancha se vio a un equipo sin estirpe ni ideas claras, con un par de jugadores, Arce y Arrascaita, que intentaron inútilmente evitar el naufragio.
Bolívar deambuló en el campo sumando errores conceptuales que lo desdibujaron totalmente y convirtieron en un equipo vulnerable, que al caer ayer permitió que otra vez lo asedien The Strongest, Wilstermann y San José.
¿A qué juega? Desde la tribuna no se entiende cuál es la idea del español Portugal. Como tampoco se comprende la presencia de su coterráneo Sánchez Capdevila como titular postergando a jóvenes como el tarijeño Suárez.
Fue un duelo de dos grandes empequeñecidos por su juego. Si el puntero y principal candidato muestra tanta pobreza, qué se puede esperar del resto.
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