Blooming no vive un momento feliz, al contrario. Es más, va de mal en peor. A la pésima campaña en el torneo de la Liga se suman los actos de violencia provocados por gente que se considera hinchas con derechos de agredir al prójimo.
En realidad, todos van por el camino incorrecto en la academia, que cada día hipoteca un poco más su futuro, y no se habla en términos económicos, sino futbolísticos. No está peor en el campeonato porque a los otros equipos con bajo promedio tampoco les va bien.
Los dirigentes, que armaron mal el plantel y continúan criando los cuervos que les quieren sacar los ojos… a los jugadores, porque no ganan (!), pero tarde o temprano irán tras ellos. Sigan regalando entradas…
Se olvidaron que sin jerarquía no hay equipo competitivo. Se equivocaron en el anterior torneo y repitieron los errores en el actual. Otorgan muchas ventajas a los rivales con jugadores que están para jugar parte de un partido y sólo en casa.
Los jugadores, que, en su mayoría, no sólo no juegan bien sino que varios no muestran rebeldía que requiere el fútbol, ni la solidaridad en este mal momento para jugar todos los partidos, dejando de lado si la altura les hace doler la cabeza (caso Koke), ni el sentido común para evitar expulsiones que perjudiquen a su equipo (caso Ithurralde).
El entrenador, quien avaló el mal armado del plantel con refuerzos sin jerarquía (Almirón es la excepción) y no termina de armar un equipo sólido. Blooming es un equipo que no sabe marcar ni defender. El Chavo Díaz no le encuentra a estos aspectos que son tan claves como el saber atacar.
El grupo de violentos que por ser más agresivos se creen más hinchas que aquellos que apoyan sin pedir nada a cambio, que pagan sus abonos y entradas, y que piensan que generando el caos, como sucedió el martes en la sede, amedrentando y agrediendo jugadores, van a conseguir una mejor respuesta de los futbolistas.
Blooming es un club con una historia cíclica. Por eso, de tanto en tanto repite hechos que vivió en el pasado, tanto en alegrías como en tristezas, pero esta vez hay violencia de por medio, y eso es grave.
Están a tiempo de cambiar las cosas. Cada cual desde donde le toca actuar. De lo contario, se pudrirá todo.
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