En el fútbol, cuando se gana, no existen factores sobrenaturales ni manos negras que ayuden a lograr los éxitos, todo es mérito propio; pero, cuando se pierde, no faltan las excusas, de las más variadas y curiosas, y la búsqueda de culpables externos.
Algunos no solo creen que los árbitros son los culpables de sus desgracias futbolísticas, sino se llegan a casos extremos de pensar que se instruyen maleficios para perjudicar a algún equipo.
En The Strongest, por ejemplo, están convencidos que su mal inicio en el torneo Clausura se debe a que alguien hizo embrujar al equipo y que los malos espíritus impiden que gane como lo hacía en el anterior torneo en el que consiguió el tricampeonato.
El presidente de los atigrados, Kurts Reintsch, devoto de la Virgen de Copacabana, está convencido de ello y anunció que instruirá una “limpia” de las instalaciones de Achumani porque se encontró un “amarre” en la cancha del estadio Rafael Mendoza Castellón.
Reintsch maldijo a los autores, les deseó el mal, y anunció acciones para desbaratar el maleficio, considerado culpable de “amarrar” las piernas de los jugadores…
The Strongest empató de visitante ante Wilstermann en su último partido y todo empieza a volver a la normalidad. Reintsch no se acordó del embrujo.
La verdad es que, en el futbol, la única bruja que conocí fue Horacio Raúl Baldessari, apodado “Bruja”, un delantero cordobés, astuto, inteligente para jugar, y contundente a la hora de definir, que destaco en Blooming, Oriente, Bolívar y Destroyers, desde fines de los 70 hasta fines de los 80.
Ah, hubo otra, la “Bruja” Lígori, recio zaguero central que militó en Guabirá y Bolívar.
Quizá haga falta recordar que en el fútbol se puede ganar, empatar y perder, y que también es posible jugar bien, regular y mal. Nada de ello tiene que ver con cuestiones sobrenaturales.
The Strongest logró el tricampeonato por su regularidad, no porque haya amarrado al resto.
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