Oriente Petrolero llega al clásico con la tranquilidad que le otorgan las victorias anteriores ante Blooming, convertidas en una racha que permite a sus hinchas jactarse de una supremacía favorable que parece interminable.
Una docena de partidos con la mitad de empates y victorias albiverdes que relegan a un segundo plano el inicio en el torneo Apertura, en el que Oriente sumó un triunfo, un empate y una derrota.
Si el fútbol es un estado de ánimo, el refinero llega muy bien a este partido aparte frente a Blooming, a jugarse el domingo, aferrado a ese largo tiempo sin sufrir un traspié.
Oriente sacó ventaja considerable ante un Blooming que vivió en permanente crisis, dentro y fuera de la cancha, durante un buen tiempo, y ganó partidos que parecían imposibles de ganar, como el último, en el que con dos hombres menos, dio vuelta el marcador.
También es cierto que cada partido es una historia en sí mismo y que si bien los números pueden dar tranquilidad, no hay que dormirse en los laureles.
Hoy, Oriente tiene cosas por corregir. La caída ante Wilstermann, en Cochabamba, mostró a un equipo vulnerable en zaga pese a recibir pocos goles hasta la fecha y poco claro a la hora de generar situaciones de gol.
Eduardo Villegas se aferra a la experiencia de Raldes para acomodar la zaga y a la sapiencia de Mojica para tener más variantes de media cancha hacia adelante, y de esa manera contar con un equipo equilibrado.
Como siempre, hay un partido con resultado incierto, en el que estarán frente a frente, Oriente con su pasado ganador y Blooming con su presente exitoso.
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