Con un poco más empeño y decisión para llegar al gol, hubiese habido un triunfador en el clásico. Seguro. Porque los arcos de Blooming y Oriente Petrolero no estuvieron bien protegidos por sus custodios en esta oportunidad. Eran una ganga, sin embargo ninguno de los dos equipos la supo aprovechar del todo.
Oriente sacó ventaja en el primer tiempo, en esos dos rebotes que dio Andrés Jemio ante sendos remates de Joselito Vaca desde fuera del área, que fueron aprovechados por Campos y Medina, respectivamente, y que le otorgaron los dos goles de ventaja con los que se fue al descanso.
Las viejas máximas futboleras señalan que cuando un arquero no asegura la pelota entre sus manos, la responsabilidad es suya. Y eso ocurrió con Jemio, que parece víctima de un maleficio, aunque al final se salvó de milagro. Al tucumano no hay partido que le salga redondo, últimamente; siempre le pasa algo que le arruina las tardes o las noches.
Blooming aprovechó bien la segunda etapa las dudas de Sergio Galarza. Primero, calculó mal la salida en un tiro de esquina y permitió a Brandao, que no es precisamente un gran cabeceador, acortar distancia con una pelota que sobró y le quedó justa. Después, prefirió que los zagueros despejaran un centro bien ejecutado por Álvarez y muy difícil para él, pero la pelota pasó de largo y Boyero se lanzó en palomita metió el frentazo para el 2 a 2.
En este caso también se aplica otra máxima futbolera: pelota que ronda el área chica, es del arquero.
Así fue. Los arcos y los arqueros estaban en oferta de temporada, pero tanto Oriente como Blooming, la aprovecharon a medias.
* Fotos El Deber.
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