La academia del fútbol boliviano, como, pretenciosamente, la llaman algunos, resultó una sombra de lo que fuera en su debut copero, aquel del empate ante Universidad Católica, y una versión muy parecida, casi idéntica, a la que le empató agónicamente a Real Potosí en el torneo doméstico.
Ni el gol de carambola de Rodríguez antes del minuto de juego ni las ventajas que le otorgó Unión Española en la primera media hora fueron aprovechados para conseguir una victoria que le hubiese dado buenas perspectivas en la Copa.
Pasado el envión inicial y una vez que los chilenos se acomodaron al partido, Bolívar volvió a ser víctima todas las falencias que no logra corregir hace un par de temporadas: fragilidad defensiva y deficiencias en la tarea de obstrucción en el mediocampo.
La salida de Scaglia, por lesión, y la sustitución de Justiniano, dejaron a Bolívar sin volantes de recuperación, debilitando mucho más su andamiaje en un sector vital. El técnico Hoyos no se percató de ello y a partir de ahí, vino la debacle. El uruguayo Ferreira, su salvador en otras jornadas, esta vez falló y no le pudo dar una mano.
Fue un nocaut en tres actos. El golazo del argentino Mauro Díaz, tras un deficiente despeje del golero Arguello, hizo tambalear a la “academia del fútbol boliviano”. Cinco minutos después, el contragolpe bien culminado por Herrera la dejó grogui. Luego, a cuatro minutos del final, Pineda le dio el golpe de nocaut con un furibundo derechazo.
Bolívar acabó sometido a una Unión Española que fue mucho más práctica y efectiva. La Copa continúa, pero parte de la ilusión murió anoche.
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