jueves, 11 de septiembre de 2008

FELICIDADE NAO TEM FIM

A los bolivianos les importa poco o nada aquello de que "tristeza nao tem fim, felicidade sim", como dice la canción del cantautor brasileño Tom Jobin en su hermoso tema "A felicidade". Para ellos, la felicidad del segundo empate histórico logrado por Bolivia ante Brasil seguramente tendrá fin, pero no tiene precio.
Quizá durará unas cuantas semanas, o quizás más, quien sabe. Por ahí, a este equipo boliviano que sorprendió en el nuevo estadio Joao Havelange se le ocurre demostrar que lo de ayer no fue casualidad y que de verdad pueden jugar mejor de lo que hace habitualmente. Pero no importa, nadie le quita el sabor a triunfo de este empate.
insoportable y preocupanteSí, vale mucho este momento en la gente, hastiada de un presente político, social y económico. Vale para cambiar el estado de ánimo, para variar el tema en las charlas cotidianas, para dejar de sufrir un poco, para poner fin a los permanentes contrastes y decepciones futboleras.
Pero no es sólo el empate que se valora en esta oportunidad, si no la actuación del equipo boliviano, que, !por fin!, jugó como el aficionado quiere, o sea, con actitud, temperamento, aplicación, convicción, decisión y solidaridad, sin ingenuidades, distracciones ni errores groseros. Como se decía antes, sudó la camiseta, fue rebelde y perseverante.
Bolivia tuvo todo eso en Río de Janeiro y ahogó a un Brasil al que en estos momentos no le sobran ideas ni argumentos colectivos. Por ello, la goleada que todos nos imaginábamos aferrándonos a los antecedentes no tuvo lugar.
No hubo puntos flojos. Carlos Arias brindó la serenidad necesaria desde el arco, la defensa se mostró expeditiva y solvente de la mano de Raldes, el mediocampo trabajó mucho en la contención y trató de jugar empujada por la jerarquía de Nacho García, y arriba, la desbordante generosidad de Marcelo Martins para pelear solo ante la ruda zaga brasileña.
Como aquel 1-1 del 85 en la eliminatoria de México 86, este 0-0 forma parte de los hechos históricos del fútbol boliviano. Por eso, en este caso, contradecimos a Jobin, "felicidade nao tem fim".

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