jueves, 11 de septiembre de 2008

LA GARRA CAMACHISTA

El empate de Bolivia con Brasil dio para expresiones de todo tipo. Todos ellos producto de las euforias que generan los resultados.
Desde la irrisoria opinión de que la Selección nacional jugó mejor porque esta vez la dirigió desde el banco William Ramallo ante la suspensión de Erwin Sánchez, que observó el partido desde la tribuna, hasta el anuncio, en una radio paceña, de que "!volvió la garra camachista!"
La primera no merece ningún comentario por lo absurdo de la conclusión, pero me detengo en la segunda, porque tiene que ver con la historia de nuestro fútbol y la búsqueda de identidad en el campo de juego.
La "garra camachista" se refiere a la aguerrida manera de jugar del mediocampista Wilfredo Camacho, líder del equipo boliviano que se consagró campeón en el Torneo Sudamericano de 1963, que tuvo lugar en nuestro país. El cochabambino le impuso su impronta al cuadro verde y a una época del fútbol nacional, casi toda la década del 60.
Ayer, la Selección tuvo ese rasgo distintivo, el de la garra, es cierto, sin embargo, da la impresión que la entrega tuvo que ver más con un estado de ánimo, un momento especial, que con una característica de sus jugadores.
Bolivia está en la búsqueda de una nueva identidad futbolística. Lo ideal sería que, al margen de sistemas tácticos o estilos, el jugador salga a la cancha con la misma motivación siempre. Que no pierda de vista que el fútbol, como expresión de conjunto, requiere de un espíritu solidario permanente y compromiso con el juego.

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