Blooming va de mal en peor. Es víctima de sus propias limitaciones y no existe, a corto plazo, un remedio para cambatir los males que fue acumulando y que hoy lo tienen en una situación crítica.
La academia tocó fondo en todo sentido. No encuentra el camino futbolístico y tampoco tiene reservas anímicas para afrontar el pésimo momento. Esto quedó a la vista ayer, en su derrota ante el casi descendido Aurora.
El equipo cochabambino desnudó sus flaquezas y demostró que, a veces, con ganas se pueden suplir muchas cosas, disimular limitaciones, es posible ganar y hasta soñar con salvarse del descenso.
Lo peor de todo es que Blooming no puede ganar ni en casa porque los que juegan mal desde hace tiempo empezaron a contagiar a los que antes lo salvaban de vez en cuando, y, además, Mauricio Soria, cambia, busca opciones, pero todavía no dio en la tecla.
El equipo celeste fue víctima, principalmente, de lo mal que juegan sus centrales, el uruguayo Ithurralde y el argentino García, responsables del primer gol de Aurora, en complicidad con el arquero Vaca, que en los últimos partidos cometió muchos errores.
Ayer, Vaca le regaló el primer palo al atacante Díaz en vez de cubrirlo, luego que Ithurralde pifiara en su intento de rechazar una pelota y la actitud displicente de García dejara que el ex Blooming maniobrara con total libertad.
De mal en peor. En el primer tiempo todo se le hizo cuesta arriba a la academia. Se lesionó Chávez temprano, que estaba jugando un buen partido; se hizo expulsar el inoperante paraguayo Ayala; y la zaga regaló la apertura.
Después, al iniciarse el complemento, Almirón falló un penal. Todo andaba mal, sin embargo, a Blooming le cayó del cielo una chance y Salinas no la desaprovechó.
Pero Blooming es hoy el peor equipo del torneo, y si no lo es, pasa raspando. Defiende mal, no tiene reservas físicas para luchar ni recursos futbolísticos para buscar el triunfo y se cayó a pedazos, como Gómez, que dio todo lo que tiene (no se guardó nada) y se fue de la cancha lastimado por su esfuerzo y el deseo de darle una mano a su equipo.
Gómez, criticado casi todo el año, ayer fue lo mejor de la academia. Las limitaciones que la factura de la edad le van pasando podrán impedir una mejor versión suya, sin embargo fue un ejemplo de entrega, actitud y convicción. La contracara fue García, que en el entretiempo acusó una lesión y se quedó en el vestuario.
Y el resto. Vaca mal en el primer gol; Ithurralde se acordó tarde de que la cosa va en serio; Pedraza aceptable; Maldonado sin ideas; Ortiz no pesó en el medio; Joselito no tuvo con quien jugar; Salinas, el gol y punto; Almirón se vino abajo tras el penal y fue una sombra; Gonzáles (reemplazó a García) inseguro; Ayala, flojísimo. Una pregunta. ¿El paraguayo es más que el juvenil Pinto, que ingresó al final? Creo que no, al contrario.
Así va Blooming, cada vez peor, y sin posibilidad de curar sus males.
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