jueves, 11 de agosto de 2011

LA NOVENA DECEPCIÓN

Y... es lo que hay. Bolivia volvió a poner en el tapete su pobreza futbolística y cayó sin discusión ante Panamá. Sumó así una nueva derrota (1-3) con mucha pena y nada de gloria, dejando, además, una imagen lamentable.
No quedan dudas que el presente del fútbol boliviano está lejos de ser competitivo, por la crisis interminable que padece, pero lo triste es que incluso sufre derrotas humillantes ante adversarios de su talla, como Panamá.
Ayer, pasó de la satisfacción a la decepción en cuarenta y cinco minutos. Tuvo, en la primera etapa, todo para asegurar el triunfo y redondear una actuación reivindicatoria (tras la Copa América): un gol tempranero, situaciones de gol, un penal a favor, el control de la pelota, el dominio del partido, etc, etc... Pero se desinfló como un globo pinchado y acabó pasando un papelón.
¿Cómo explicarlo? Ocurre que hay cosas para anotarlas en la columna de la "aptitud" y otras para apuntarlas en la de la "actitud". Aquellas relacionadas con la aptitud son complicadas, porque tienen que ver con la capacidad, si se está apto para alguna cosa; en este caso, con la jerarquía y la categoría. Y la actitud, en cambio, está emparentada con la manera de actuar, de comportarse, ante determinadas situaciones.
Anoche hubo jugadores que demostraron no estar a la altura de una selección, que no están en condiciones de aportarle jerarquía, solvencia, solidez, y terminaron arrastrando al resto, a aquellos que sí lo hacen, que intentan apuntalar esa especie de castillo de naipes.
Asimismo, otros, unos pocos, no tuvieron una respuesta correcta en determinaciones situaciones y también perjudicaron al equipo. En un caso, hubo un acto de inmadurez (una pelea absurda) que dejó a Bolivia con diez. En otro, se pecó de intolerancia, producto de la impotencia que a veces genera el hecho de no encontrar solución a los problemas, y la selección acabó con nueve. Y por último, lo peor, se dilapidó la chance de liquidar el pleito por una actitud, a la distancia, displicente, canchera. 
Bolivia no se puede dar esos "lujos". Tiene que aprender a superar situaciones negativas, que las tiene todo el tiempo, y encarar los partidos con la misma seriedad e intensidad de principio a fin. En el fútbol actual no gana el que se cree el más canchero o el más gallo, sino el que juega mejor, el más comprometido con lo que hace.
Así, con esa mentalidad, las cosas no funcionan. Basta recordar que de los nueve encuentros que disputó la selección en la era Quinteros, hasta la fecha, no ganó ninguno.
Los amistosos tienen que servir para crecer, no para retroceder. Y ayer, lamentablemente, Bolivia dio un par de pasos atrás. No por la derrota en sí, sino por la manera en que perdió.

1 comentario:

Anónimo dijo...

y sigue atinado con su analisis y si usted tiene tanta razón que LA BASE ESTA Y SIGUE... PERDIENDO CLARO.
Es mejor hablar del futbol dentro la cancha, porque es dificil y al parecer les da miedo a algunos periodistas decir lo que ocurre fuera de ella en sus estructuras de desición.
pero la base esta (frase del bambino veira por cierto) y hasta ahi nomas opino... que periodismo facilon tenemos en nuestro país.

carlos equiza gutierrez